Carlos Eduardo y Carmen Meiguolan nacieron del corazón de Salomé Guerrero y su marido, Mario; sus padres adoptivos que hace años se embaucaron en el largo pero "feliz" camino de la adopción tras intentar tratamientos de fecundación sin éxito.

Primero abrieron el proceso nacional, que aún no han cerrado, pero "era muy lento" y decidieron empezar a formar su familia por el exterior en el 97. En solo seis meses llegó Carlos de Nicaragua, que ahora tiene 16 años. "Había pocas solicitudes aquellos años y era más rápido", recuerda Salomé. El quería hermanos y el matrimonio, que vive en Badajoz, también, así que no dudaron en una segunda adopción, visto que el proceso nacional no arrancaba y que "ya nos pilla mayores", explica la madre de 53 años. Esta vez se decidieron por China porque querían una niña y allí había opción de elegir. No sin esperas ni dificultades Carmen llegó a Badajoz con 21 meses en 2003. Ahora tiene 9 años. "La felicidad que te dan te cambia como ser y hace que te olvides de los malos momentos,".

Ahora forman una familia plena, "los niños están totalmente integrados", también por la naturalidad con que Salomé y Mario les han hablado desde pequeñitos y por su insistencia para que no pierdan sus recuerdos, sobre todo en el caso de Carlos, que vino a Badajoz con cuatro años. Sabían que no salieron de su barriga, pero sí de su corazón. "¿Te dolió mucho el corazón?", le pregunta Carmen.