Olga Rivera, de Badajoz, lleva algo más de cinco años viviendo en Gillingham, una pequeña ciudad en el condado de Dorset, al suroeste de Inglaterra. Hasta allí llegó por motivos de trabajo y para buscar nuevas experiencias, aunque lleva en Inglaterra once años. "Me fui a la aventura a Londres a buscar trabajo y a perfeccionar el idioma. La idea era quedarme solo 6 meses, pero me gustó demasiado", afirma. Trabajo no le falta, porque lleva nueve años como administrativa en una empresa pionera en remedios naturales biológicos. También imparte clases de español en sus ratos libres y está enfrascada en otros proyectos. "Londres me abrió los ojos a una cultura extraordinaria a la cual me adapte muy fácilmente", señala, aunque reconoce que los comienzos fueron duros. Trabajó de camarera, de niñera, algún pinito en la BBC, en una librería, de profesora en un centro de adultos; realizó algunos estudios de medicina natural, periodismo y se sacó el título de profesora mientras trabajaba. "No tengo planes de volver a España", declara con sinceridad.