Hace 16 años que José Herrero cultiva frambuesas en una explotación situada en Cuacos de Yuste. Media hectárea de superficie, totalmente cubierta, que aunque sola no da "para vivir" --él también produce algo de cereza y ciruela--, hasta ahora había ofrecido cierta rentabilidad. Sin embargo, asegura que actualmente apenas si se saca "para cubrir costes y poco más".

Explica que la ventaja de la frambuesa es que "todos los años da, poco o mucho, pero da", a diferencia de la cereza, también muy producida en la zona, que "si viene un mal año se te raja o se te hiela". Sin embargo, añade que una explotación como la suya necesita durante mes y medio al año de 10 trabajadores, y que varios meses más tiene a "una o dos" personas contratadas. "La mano de obra te come. Desde que empecé, su coste se ha duplicado o triplicado, mientras que el precio de la frambuesa está igual o más bajo", afirma. Por este motivo, ha decido empezar a "dedicarse más a la arboleda", plantando más cerezos e higueras, que requieren de menos mano de obra "y te permiten sacar más rendimiento".

Con 49 años, José tiene una hija de 15 años y un hijo de 22. "La niña seguro que no se dedica a esto y el varón, si puede, tampoco", subraya. "Aquí no tienes ni un solo día libre desde abril hasta diciembre", argumenta.