El alzhéimer, antes de manifestarse clínicamente, provoca algunas alteraciones morfológicas en el cerebro que, detectadas a tiempo, pueden ayudar a combatir la enfermedad. Avanzar en un terreno tan importante como este es uno de los motivos que ha llevado al departamento de Fisiología de la Uex a iniciar una investigación dentro de la denominada medicina de antienvejecimiento.

El profesor de la Uex Juan Manuel Moreno Vázquez explica que esta disciplina se centra en el estudio funcional de los principales sistemas del cuerpo humano, como el cardiovascular o el respiratorio, antes de que aparezcan posibles lesiones y enfermedades graves.

El motivo que ha impulsado definitivamente al equipo del doctor Moreno Vázquez a poner en marcha este proyecto en el ámbito de la comunidad autónoma es el bajo nivel de resultados obtenido en pacientes que en la actualidad se están sometiendo a tratamientos propios de medicina de antienvejecimiento. En buena parte de estos pacientes se computaron resultados que no se correspondían con su edad biológica, y que para el investigador de la Uex, pueden atribuirse a factores como el elevado estrés y el ritmo de vida.

"El objetivo del proyecto que estamos ahora preparando es que los pacientes con esta clase de alteraciones funcionales sean sometidos a resonancias magnéticas", para de esta forma poder establecer una relación entre los dos parámetros, ha indicado el coordinador de esta investigación. En una segunda fase, la investigación abordará el entrenamiento psicológico para favorecer la recuperación de estas personas y comprobar si los ejercicios catalogados como brain training tienen una eficacia real, apunta Moreno Vázquez.

La medicina de antienvejecimiento atiende las peculiaridades de cada persona bajo la premisa de que todos envejecemos de diferente manera.

"Hemos encontrado varios trabajos que aseguran que el alzhéimer, antes de manifestarse clínicamente, evidencia varias alteraciones morfológicas", asegura el profesor. Estos cambios se han venido detectando a través de resonancias magnéticas y consisten en variaciones del tamaño del volumen del hipocampo, una pequeña estructura situada en el cerebro que parece ser la verdadera organizadora de la memoria, indica Moreno Vázquez. "Nuestro cerebro está diseñado para sobrevivir y en este sentido una de las claves más influyentes para los seres vivos es la de poder almacenar los recuerdos". De esta forma, el proyecto pretende chequear el estado del hipocampo, aprovechando que a los pacientes se les someterá a resonancias.

El hecho de que está investigación se centre en buena medida en conocer cómo se encuentra esta glándula, se fundamenta en la contrastada capacidad del cerebro para regenerarse. "El cerebro aún con 60 años es plástico. El hipocampo puede volver a aumentar su tamaño original mediante el entrenamiento psicológico", asegura el experto.