Hace menos de una semana, el subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, instaba a las cajas de ahorros que están tomando parte en Sistemas Institucionales de Protección (SIP) a que se planteasen "sin dilación" transformarse en entidades con actividad indirecta o en fundaciones. Esta opción, a la que es posible acogerse desde julio pasado, tras la reforma de la Ley de Organos Reguladores de Cajas de Ahorros (Lorca), supone que las cajas pasen a centrar su actividad en la gestión de la obra social y transfieran todo su negocio financiero a la entidad central resultante de la integración.

Dicho y hecho. El pasado martes, cuatro días después de que Aríztegui pronunciase estas palabras, los consejos de administración de Caja Extremadura, CajAstur, Caja Cantabria y CAM daban luz verde a que el grupo que han conformado se convirtiese en el primer SIP que optaba por esta fórmula. "Lo que han hecho es algo equivalente a una fusión. No lo es porque las cajas mantienen su forma jurídica, pero en la práctica es lo mismo", explica un experto del sector financiero. La razón argüida por el subgobernador del Banco de España para pedir que las cajas se comprometan más a fondo en las integraciones es que los mercados financieros exigen un mayor nivel de "certidumbre" en estos proyectos de unión.

Así las cosas, el SIP en el que toma parte la caja extremeña ha pasado de un modelo en el que solo cedía una parte de su negocio --el vinculado a los negocios mayoristas y a las oficinas situadas fuera de sus territorios naturales--, a otro en el que integra todos sus activos y pasivos en la sociedad central. Dicho de otro modo, se vacía de actividad financiera las cuatro cajas, que quedan solo para gestionar la obra social y, según la explicación de Aríztegui, para colaborar en "la administración y el control de la actividad desarrollada por el banco".

De esta forma, aunque cada caja mantenga su identidad y gestione el negocio minorista en su respectiva región, lo hará de acuerdo a las pautas que determine la sociedad central, lo que significa operar como una única entidad multimarca.

Jesús Muñoz, secretario general de la sección sindical de UGT en la entidad extremeña, destacó ayer que aunque "Caja Extremadura no deja de existir, porque la marca se mantiene, las decisiones ya no se toman aquí. No nos parece que sea la mejor decisión para la región". Este responsable sindical también indicó que este es un camino que acabarán siguiendo todas las entidades tras la reforma de la Lorca. "Las cajas se han bancarizado ", lamentó. De hecho, esta misma semana se ha sabido que la Caixa también explora la posibilidad de operar mediante gestión indirecta.

Otro de los efectos de la decisión adoptada el martes pasado es que la mayor parte de los trabajadores que actualmente tienen las cuatro entidades pasen a integrar la plantilla de la sociedad central, si bien este responsable de UGT recordó que todos ellos mantendrán "las mismas condiciones" laborales.

OTRO SIP ´EXTREMEÑO´ En el SIP que Caja Badajoz ha puesto en marcha junto con CAI y Cajacírculo no se ha llegado por ahora a este nivel de integración, aunque como ha sucedido en todos los demás, incluye pactos mutuos de liquidez y solvencia y se mutualizan la totalidad de sus recursos y beneficios.

"El Banco de España está pidiendo de forma urgente que las cajas integren todo su negocio financiero", señaló Rafael Gil, secretario general de la sección sindical de UGT en Caja Badajoz. "De momento es algo sobre lo que a nosotros no se nos ha dicho nada", apostilló.