La Fundación Española de la Tartamudez plasma en la obra de teatro Vidas melódicas la problemática social de estos ciudadanos.

La obra, dirigida por Bertus Compañó, se estrenó el día 10 de octubre en el teatro de Granollers y en ella participan actores con esta disfunción del habla y por otros que no la padecen, pero que reflejan el día a día de 800.000 españoles que tartamudean. Vidas Melódicas surgió en octubre 2008 en el taller de escritura dramática organizó por la fundación. "Salimos de allí con la idea que teníamos que hacer algo", dice Adolfo Sánchez, presidente de la fundación.

El director de la obra explica que el problema de los tartamudos es que "la falta de comunicación (o melodías) que existe por ambas partes, provoca que la gente con tartamudez se vean aisladas en esta sociedad acelerada, marcada por el tiempo". De esta problemática surgió el título de la obra. Según Compañó, Vidas melódicas muestra las dos melodías que conviven en la calle: "La sociedad impone su ritmo, su melodía, y si no eres capaz de seguirla te quedas fuera; por su parte, los tartamudos no pueden sintonizarla y se ven excluidos", señala el director. Compañó asegura que la obra "es sólida y cuenta con ironía y poesía como un elemento mágico".

La obra

Vidas melódicas relata la historia de un abuelo y de su nieto, ambos tartamudos. El anciano encarna el pesimismo y explica la parte negativa de esta disfunción ya que se siente fuera de la sociedad. Su nieto sufre el mismo problema, pero lo afronta con optimismo, simboliza el futuro y transmite que la melodía entre todas las personas es posible. La obra cuenta con un final de cuento: "Existe una salida si todos ponemos de nuestra parte, pero se requiere mucho esfuerzo por parte de todos".

El dramaturgo asegura que en los propios ensayos han vivido el mensaje que se quiere transmitir con la obra: "El escenario se ha convertido en un espacio de convivencia entre tartamudos y personas que no lo son y nos ha ayudado mucho a todos a captar la esencia de la obra". En el trabajo previo a los ensayos con las personas tartamudas, Compañó ha huído de las técnicas de logopedia habituales y se ha centrado en el lenguaje de expresión típico del teatro.

La música original de Vidas Melódicas está compuesta por el concertista Gonzalo Redondo, también tartamudo como muchos de los actores. La soprano cacereña Delia Agúndez interpreta varios números musicales dentro de la obra.

La cacereña Delia Agúndez

Agúndez es una de las sopranos extremeñas más florecientes del panorama musical actual. Nacida en Cáceres, Delia Agúndez vive desde hace varios años en Cataluña donde compagina su faceta artística con la pedagógica. "Estoy muy ilusionada con interpretar el comprometido rol del Espíritu de la Tartamudez en Vidas Melódicas., afirma la soprano.

Vidas Melódicas no hubiera podido llevarse a cabo sin la ingente labor de dos de los miembros más destacados de la fundación quienes también poseen unas profundas raíces extremeñas y están orgullosos de su tierra. En primer lugar, el propio presidente, Adolfo Sánchez, cuyos orígenes paternos radican en Plasencia y Hornachos, lugares de los que guarda un precioso recuerdo. Por otra parte, el coordinador del proyecto y pilar fundamental del espectáculo, Abel Robledo, siente verdadero cariño por Valencia de Alcántara, hogar de sus abuelos y de parte de su familia originaria del barrio de la estación donde su abuelo ejerció de barbero durante varios años. "Estamos felices porque sabemos que vendrán extremeños al espectáculo. Sé que se sentirán emocionados cuando vean el precioso trabajo que hemos realizado", comenta Abel Robledo.