Ocho de cada diez residentes en la región que emigran son extranjeros. La estadística de migraciones, publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), apunta que de los 2.959 ciudadanos que se marcharon de la región al exterior en el 2013, 2.247 son extranjeros que principalmente retornaron a su país de origen, entre ellos predominan los procedentes de la UE --1.227--, sudamericanos --521-, y en menor medida africanos --294--.

Los últimos datos del INE atestiguan que en total 13.502 residentes abandonaron en 2013 la región, de los cuales la gran mayoría, en concreto 10.543, optaron por emigrar a otras comunidades mientras 2.959 se marcharon al extranjero. La cifra de emigrantes en total --tanto al exterior como a otras comunidades-- del año pasado comparado con el dato del 2012 --cuando salieron 12.660 personas-- desvela que Extremadura sigue siendo una región de emigrantes.

Con un saldo migratorio negativo de 1.833 personas y el aumento de la tasa de mortalidad, la comunidad extremeña se une a la caída demográfica generalizada de España. Hemos pasado de una demografía total de 1.100.968 a 1 de enero de 2013, a 1.096.951 en 2014, es decir, un descenso de 4.017 habitantes en solo un año.

Esta caída de población se debe principalmente al éxodo rural protagonizado por los jóvenes extremeños que abandonan el campo para buscarse la vida en las ciudades, explica el profesor de Geografía Humana de la Uex, Antonio Pérez Díaz. Según este experto, este balance de migraciones atiende a dos razones: en primer lugar la falta de trabajo que obliga a los antiguos inmigrantes a retornar a su hogar y, por otro lado, los propios extremeños que escapan hacia otros lugares con mayor actividad laboral principalmente --en menor medida están aquellos ciudadanos que por razones familiares deciden partir--. "Extremadura ha perdido, pero no solo por consecuencia de las migraciones, sino también por el saldo vegetativo negativo", esto es, la diferencia entre la tasa de natalidad y la de mortalidad--.

Los datos del INE muestran también que la mayor parte de los emigrantes extremeños se encuentran entre los 24 y 35 años edad, coincidiendo con los jóvenes recién titulados.

Así, España cuenta con unos 600.000 extremeños repartidos por otras comunidades. "Extremadura tiene una gran fuente para sacar agua, pero no tiene el atractivo suficiente para recuperar esas migraciones interautonómicas", señala Pérez, que achaca la pérdida demográfica a la falta de un tejido empresarial sólido en la región.