Extremadura ha registrado en los últimos cinco años un crecimiento significativo del número de plantaciones de olivar intensivo, sobre todo de la variedad arbequina, en zonas de regadío como las Vegas del Guadiana que, aunque sin derecho a ayudas por quedar fuera del sistema, han conseguido rendimientos muy superiores a los del olivar tradicional.

En la mayoría de los casos, se trata de agricultores que han querido diversificar sus cultivos tradicionales de riego (como frutales, maíz o arroz) y que han buscado en el olivar intensivo un cultivo más estable y con demanda asegurada en el futuro. En estas nuevas plantaciones, el número de olivos por hectárea puede superara los 1.000 árboles de media.

Extremadura pasa así por ser una de las tres regiones españoles, junto con Andalucía y Castilla-La Mancha, con más peso en el sector del olivar tanto de aceite de oliva como de aceituna de mesa.

El olivar extremeño dispone de 226.410 hectáreas, de las que el 74% de localizan en la provincia de Badajoz, y está caracterizado por una baja productividad.