Tras casi un mes destinados en Cataluña, los agentes de la Unidad de Prevención y Respuesta (UPR) de la Policía Nacional regresaron ayer a casa. Las doce horas de viaje se les olvidaron nada más bajarse de los furgones en la Jefatura Superior, en Badajoz, y reencontrarse con sus familiares y compañeros, que los recibieron entre aplausos, vítores y ondeando banderas de España. En una de ellas se podía leer: «Orgullosos de ti, papá». Si para los policías ha sido duro estar fuera este tiempo, para sus familias no lo ha sido menos. Abrazos, besos y lágrimas de emoción dejaban ver cuán esperado era por todos este momento.

«Estamos orgullosos de lo que hemos hecho allí», decía uno de los agentes mientras abrazaba a su mujer y a su hijo, del que tuvo que separarse con apenas 20 días. «Me fui con el permiso de paternidad aún, pero debía ir», contó emocionado.

«Esperemos que esto se acabe, por ellos y por todo el mundo», decía la madre de uno de los policías con la voz entrecortada. Las familias se mostraban dolidas por el trato que han recibido en Cataluña. «Ha sido muy duro y lo hemos pasado fatal», reconocía la esposa de otro de los agentes, que criticaba que no se les haya dado la cobertura que se merecen.

«Estamos contentos y orgullosos del trabajo realizado y de nuestro empeño y quehacer en el dispositivo Copérnico», valoró el inspector Manuel de la Paz, jefe de la UPR. Los agentes pacenses, a los que también dio la bienvenida el jefe superior, Miguel García-Izquierdo, han desarrollado su labor en Barcelona y Lérida. Frente a aquellos que han hecho más ruido con insultos, pitadas y escraches, De la Paz asegura que el apoyo que han recibido de la sociedad catalana ha superado con creces a esas voces que rechazaban su presencia. Hasta tres autobuses repletos de ciudadanos llegaron a Pineda del Mar para mostrarles su respaldo y también les han enviado tartas, flores y cartas. Tampoco han tenido problemas con los Mossos y, a pesar de su periplo por hoteles de diferentes ciudades —de uno los desalojaron— han tenido «más suerte» que otros compañeros.

Tras un mes de intensas jornadas de trabajo llegó el relevo. No saben si tendrán que volver a Cataluña.