Pedir una cita con el médico de cabecera constituye en la mayoría de las ocasiones una ecuación con múltiples variables y resultado incierto. La hora que un día nos permite concertarla a la primera en otra conlleva una espera de varios minutos; si un día el teléfono del ambulatorio es el más ágil, en otros es mejor recurrir al de la centralita; y no es normal que la cita pueda concertarse para el día siguiente. Ayer EL PERIODICO llevó a cabo esta operación en ambulatorios de las principales localidades extremeñas.

En Cáceres ayer no resultaba muy complicado conseguir una cita pese a ser el primer día después de Semana Santa, si bien se mantiene el retraso de unos días que se viene registrando en los últimos meses. La llamada la realizamos al centro Manuel Encinas en torno a la una de la tarde y con la premisa de que necesitamos acudir lo antes posible.

En el teléfono del ambulatorio responden al tercer intento en un intervalo de cinco minutos, pero no es posible que el médico nos vea ese mismo día y debemos esperar hasta el jueves, a pesar de que insistimos en la solicitud de premura. "Es que para consultas no hay nada", explican. La situación no varía mucho en el servicio centralizado. Nos responden a la primera, aunque tras un minuto y medio de espera desde que el contestador nos avisara de que nos atenderán "en cuanto sea posible", informa R. Cantero.

En el centro de salud de San Fernando de Badajoz ni siquiera cogían el teléfono. A las 13.00 horas comunicaba. Siete minutos después ya daba llamada, pero nadie levantó el auricular. Segundo y tercer intentos infructuosos. Obligatoriamente tuvimos que acudir al servicio centralizado. En este caso, ya no había horario disponible en pediatría para el día siguiente y la primera es para el miércoles al mediodía, casi dos días después de la petición de la cita, informa A. M. Romasanta.

Por su parte, el teléfono del centro de salud Obispo Paulo de Mérida echaba humo. Tras veinte minutos intentando, sin éxito, que cojan el teléfono, nos personamos en el edificio con objeto de que nos cambien una cita para dentro de dos días al no poder acudir el día concreto. Esperamos la ineludible cola y cuando al fin nos toca, el funcionario nos dice que no nos la puede dar porque para esa consulta las citas se facilitan de martes a viernes, por lo que nos invitan a venir otro día.

Sin embargo, le comentamos que la cita ya la tenemos y que lo que pretendemos es que la cambien, pero el trabajador insiste en que no puede hacerlo y nos facilita dos números a los que llamar a partir de hoy o personarnos en el lugar de martes a viernes. A nuestra izquierda, una señora pide cita para el psicólogo. Ha tenido suerte, en este servicio sí dan citas los lunes, aunque para dentro de tres meses; antes es imposible, la agenda de su médico está repleta. La mujer se marcha con su cita sin inmutarse. Detrás, una decena de personas esperan su turno, informa P. Cabecera.

En Plasencia, los usuarios consultados coinciden en que no son pocas las veces que tienen que presentarse en el médico sin hora porque el teléfono de cita previa comunica constantemente. Eso o correr a primera hora hasta el centro de salud para pedir la cita en el día cansados de llamar. Aunque reconocen que el número de cita previa funciona mejor que los de los propios centros, afirman que depende del día y en épocas en las que la incidencia de la gripe ha sido mayor es casi imposible obtener cita a no ser que el usuario derroche paciencia para marcar y marcar el número en cuestión. Los que más que se quejan son las personas mayores, que cansados del teléfono son más dados a acudir sin hora y tienen que esperar a que termine la consulta, informa M. R. Rey.