Nunca habían salido de Cisjordania y ahora están en Cáceres, a donde llegaron después de dos días de viaje. Son diez niños y niñas palestinos que han venido a pasar dos semanas de paz gracias a la Plataforma de Ciudadanos Cacereños en Solidaridad con Palestina y a la colaboración de la ONG Paz Ahora. Tienen entre 9 y 11 años, y muchos problemas a sus espaldas: padres en la cárcel, otros asesinados por soldados israelíes, viven con sus abuelos, sus tíos...

Proceden de Ramala y de Nablus, dos ciudades en territorio palestino al norte de Jerusalén cuya situación, según cuenta Alaa, el monitor que ha venido con ellos desde Palestina, "ahora es buena, cada vez mejor, solo hay algunos incidentes". Además, Luis Hernández, portavoz de la plataforma, añade que este año se ha conseguido, aunque con bastante esfuerzo, que el gobierno israelí deje salir a otros niños de la franja de Gaza, que pasarán sus vacaciones en Cataluña.

Almuza, Hiba, Ronza, Alaa o Ubaida son algunos de sus nombres. No hablan mucho, todavía desconfían, y es normal si se tiene en cuenta la edad que tienen. "Cuando llegaron en el tren no querían ni que les ayudáramos con las maletas" recuerda Malu, una voluntaria de la plataforma. "Fuimos a recogerlos en varios coches, y hasta que su monitor no les decía con quién irse no se montaban", explica.

ACTIVOS Ya el segundo día de estancia en el albergue municipal, se divertían elaborando neceseres de tela, ayudados por las monitoras voluntarias, y pegándoles escudos de sus equipos de fútbol favoritos. "Es lo que más les llama la atención", el Barça y el Real Madrid, comenta Malu, la monitora.

Hiba, una de las niñas, comenta con risa nerviosa que le gusta nadar en la piscina, y por eso la plataforma les ha llevado a Hoyos el pasado fin de semana, donde han estado alojados en un colegio y el alcalde les ha regalado equipación deportiva, y se han bañado en el río. "Les han gustado mucho el pueblo y el río", comenta Alaa, su monitor.

Algunos hablan un poco de inglés, y si no, "hablan por signos" comenta Alaa. Señala, también, que ya están aprendiendo un poco de español, y como se suele decir, los niños aprenden rápido. El confía en que a los pequeños, que es "la primera vez que salen de su país", les guste la experiencia. De momento, como dice Hiba en inglés, "Cáceres me parece muy bonito".

Lo que parece no gustarles, según cuenta Carol, una voluntaria que pasará con ellos estas dos semanas haciendo multitud de actividades, es la comida de aquí. "Ayer comieron tortilla de patatas y no les gustó, creen que todo tiene cerdo y lo buscan incluso en el pollo". Sin embargo, cuando las monitoras les ofrecen magdalenas se las comen con gran apetito, porque a nadie le amarga un dulce, y menos si eres un niño. Alaa, el monitor, cuenta que en el albergue intentan hacer comida que les guste.

La timidez inicial ha ido superándose, su estancia se ha normalizado y ahora los niños pasan las mañanas en el pabellón polideportivo Serrano Macayo jugando con los del campamento urbano. El coordinador, Francisco Martínez, explica que los niños palestinos "se van integrando bien", juegan con los demás, y los han separado en distintos grupos con la intención de que se relacionen con los niños de Cáceres. "Ya están empezando a hacer amigos de aquí", comenta Alaa.

Aún les quedan días para disfrutar de estas vacaciones y seguir haciendo amigos, y como expresa Luis Hernández, aquí encontrarán "una paz que necesitan" y volverán "llenos de alegría".

HERMANAMIENTO El Ayuntamiento de Cáceres, por su parte, está realizando los trámites necesarios para hermanar la ciudad con Gaza. Según el concejal de Turismo y Relaciones Institucionales, Francisco Torres, el embajador se mostró muy interesado en venir. Los trámites, añadió el concejal, están en manos del gabinete de protocolo, pero no concretó cuánto tiempo se van a demorar. Sí afirmó que en cuanto los embajadores firmen el convenio las dos ciudades empezaran a recibir subvenciones de la UE para realizar los intercambios.