En el frío e inhóspito corazón de Kosovo, en la ciudad de Istok, en los siempre duros Balcanes, ondea la bandera española, agitada con orgullo por 432 militares procedentes de la Base de Bótoa e integrados en la Brigada Extremadura XI. Aquí son, en realidad, la Agrupación Táctica Española KSPAGT XV y están destacados en la conocida como Base España.

Desde hace tres semanas las tropas extremeñas velan por la seguridad de la zona con un objetivo claro: facilitar la existencia de un marco "estable y seguro" que permita definir el futuro político de esta provincia serbia donde la mayoría de la población es de origen albanés. O lo que es lo mismo, cumplir la resolución 1244 aprobada por la Organización de Naciones Unidas en 1999 para acabar con la terrible guerra civil que asoló este territorio en el que se vivieron algunas de las mayores operaciones de exterminio planificadas por el ejército serbio.

Al mando de la brigada extremeña (el 80% de los soldados de la misma procede de Bótoa aunque hay algunos militares de Burgos, Valencia, Valencia, Valladolid, Ceuta y Melilla) está el coronel Nicolás de Bari Millán Cruz. Es un militar cordobés con amplia experiencia en estas lides y que por cuarta vez se ha desplazado hasta la antigua Yugoslavia "las tres anteriores estuvo en Bosnia" para colaborar en la medida de lo posible en su proceso de paz, desarrollado al amparo de la ONU. Con esa perspectiva que le da la experiencia, De Bari recuerda, en una entrevista con EL PERIODICO EXTREMADURA, que en el 2004 ya hubo tropas extremeñas en Kosovo, lo que les permite "apreciar la evolución positiva que ha experimentado la situación".

De hecho, pese a llevar apenas tres semanas en Istok ya ha mantenido diversos contactos y reuniones con las autoridades de la zona, los representantes de las minorías y la población. La conclusión es clara: "el deseo de todos es que se consolide la paz y la esperanza común es la de alcanzar un futuro mejor para Kosovo". Hasta la fecha el cumplimiento de la hoja de ruta elaborada por las Naciones Unidas hace casi siete años es "razonable", señala el coronel español.

Si desde el primer momento han percibido una buena actitud de las autoridades políticas y sociales, también es descatable el recibimiento que ha dado la población civil a las tropas extremeñas: "La respuesta, sin paliativos es que nos han recibido muy bien"?. Tanto es así que los militares que no habían participado en misiones anteriores "están incluso un poco sorprendidos del cariño de la población, que lo demuestra abiertamente". Pero esta cariñosa respuesta no es casual, porque las unidades españolas "han hecho un magnifico trabajo, ganándose el aprecio y el respeto de todos independientemente de condición o etnia". Por eso no es extraño ver recuerdos españoles en las casas de los albanokosovares, lo que lleva a Millán Cruz a asegurar que en Istok, a miles de kilómetros de España, "la bandera española abre puertas".

Pero el buen trabajo que desarrollan los militares extremeños en Istok no es fruto de la casualidad. A su preparación militar muchos de ellos suman su presencia en anteriores misiones en el extranjero, lo que ha facilitado mucho las cosas a la hora de relevar a la Agrupación Córdoba, destacada en Istok hasta este mes. "Gracias a esta experiencia se ha hecho el relevo y se ha comenzado el trabajo sin solución de continuidad", apostilla el coronel, algo que "probablemente no hubiera sido así de no tener ese elevado grado de preparación para estas misiones fruto de las numerosas participaciones anteriores".

Aunque aún es pronto para hacer un balance, el responsable de la misión extremeña en los Balcanes apunta que "como coloquialmente se dice en la profesión militar "hemos entrado inmediatamente en eficacia", es decir, estamos cumpliendo nuestra misión satisfactoriamente" . Nicolás de Bari es aún más contundente a la hora de hacer una valoración general del trabajo desarrollado en Istok en los últimos años por los diferentes contingentes españoles, "un trabajo que ha sido muy bueno y cualquier militar sabe del cariño y el respeto ganado en este tiempo". Por eso, afirma: "Creo que cualquier español puede sentirse orgulloso de la imagen de España en esta tierra".

Pese a estar lejos de sus casas y sus familias el ánimo de los soldados extremeños "no podría ser mejor", asegura el coronel, algo que achaca a "el sentido de nuestra misión, las condiciones de nuestro trabajo y la magnifica preparación de todos". Ese es precisamente uno de los objetivos que se ha marcado el coronel, mantener ese nivel de ilusión hasta que se complete la misión, lo que está previsto que ocurra en el mes de julio, dentro de seis meses.