Una vaca muerta y un choto herido en la pezuña son, entre otras, las víctimas que los meloncillos han dejado ya a su paso por algunas de las fincas de ganaderos en el término municipal de Coria. Estos mamíferos carnívoros de pequeño tamaño llevan de cabeza desde hace unos días a los propietarios de ganado en la comarca del valle del Alagón que en algunos casos incluso se han visto obligados a convertirse casi en la sombra de sus animales con el fin de protegerlos y evitar que sufran nuevos ataques. Ese es el caso de Clemente José García, un ganadero de Coria, que confesó ayer sentirse muy preocupado por lo que considera "un verdadero calvario". "Son unos animales listísimos y actuan en grupo como verdaderos delincuentes profesionales, de hecho, cuando una vaca está a punto de parir, se ponen dos meloncillos delante de la vaca y mientras, otros se sitúan por detrás para prepararse y comerse el choto", explica.

Este problema, según Clemente, se agrava aún más puesto que los meloncillos son animales protegidos y una especia no autóctona que hace un tiempo se introdujeron en Extremadura en demasía. "El problema es que hay superpoblación y no los podemos tocar porque están protegidos", comenta, por lo que de momento ve con pesimismo una solución inmediata ante lo que considera él un grave problema. "Las vacas que están a punto de parir las tengo que tener encerradas bajo llave, no en corrales, sino en una habitación y estar pendiente de ellas cuando van a parir porque si no te quedas sin choto", asegura.

Reconoce que esta problemática es extensiva a otros ganaderos no solo de la comarca, sino de toda la región extremeña. "Hace unos días un meloncillo le comió la lengua a un choto al nacer, en la finca de un ganadero cerca de aquí, y a otro ganadero que conozco también le comieron un choto", advierte.

Respecto al perjuicio que estos animales protegidos están ocasionando, asegura que es doble. Por un lado, el daño físico a los animales y, por otro, el daño económico ya que una vez que las vacas son atacadas, éstas tienen que ser sacrificadas. En su caso, ya ha dado un primer paso y ha recurrido a la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), organización de la que es socio y a la que le ha pedido ayuda. "Ya he expuesto mi problema y presentarán un escrito al Gobierno regional", señala. A la espera de una solución, ha extremado la vigilancia ante la posible llegada de estos depredadores. No obstante, Clemente recuerda que a éstos hay que sumar los zorros y los buitres. "El problema es que no tienen para comer, si dejas una vaca muerta, no dura ni una hora", señala como ejemplo.