Razones históricas hacen que la patrona de Extremadura, Guadalupe, pertenezca a una diócesis fuera de los límites geográficos de la región, la Diócesis de Toledo. En este caso, Guadalupe es patrona, pero no es profeta en su tierra, utilizando un dicho popular. La culpa es de aquellos que hicieron primero una división en provincias eclesiásticas y varios siglos después el mapa civil que conocemos en la actualidad. Pero, ¿por qué es así?, ¿es un caso excepcional el de Extremadura?, ¿hay visos de que la situación cambie en los próximos años?

Sin embargo, las circunstancias que rodean a Guadalupe no son únicas en España. Así, por ejemplo, el patrón de la Rioja, san Bartolomé, tiene sede en Logroño, pero su diócesis pertenece a la provincia eclesiástica de Pamplona. Por el contrario, la mayoría de patronos o patronas de las regiones españolas no están en esta situación. Montserrat, en Cataluña; San Isidro, en Madrid; Santiago Apostol, en Galicia; la Virgen de Covadonga, en Asturias, o la Virgen del Pilar en Aragón pertenecen a una diócesis y a una provincia eclesiástica ubicada en su tierra.

Toledo no conquista sólo a Guadalupe, sino a casi una treintena de localidades extremeñas más. En la provincia de Badajoz viven esta situación Baterno, Capilla, Casas de Don Pedro, Castilblanco, Fuenlabrada de los Montes, Garbayuela, Garlitos, Helechosa de los Montes, Herrera del Duque, Peñalsordo, Puebla de Alcocer, El Risco, Siruela, Talarrubias, Tamurejo, Valdecaballeros, Villarta de los Montes y Zarza Capilla. En tierras cacereñas, los municipios de Alía, Bohonal de Ibor, Carrascalejo, Castañar de Ibor, Garvín, la propia Guadalupe, Navalvillar de Ibor, Peraleda de San Román, Valdelacasa de Tajo y Villar del Pedroso, también forman parte de la dependen de la diócesis toledana.

Esto provoca que unos 34.000 extremeños pertenezcan a la diócesis toledana por razones históricas. Como compensación , la diócesis de Plasencia incluye los arciprestazgos de Béjar y Fuentes de Béjar, en Salamanca, y que prestan a la iglesia extremeña 22.000 habitantes.

La situación se mantendrá por muchos años, si se atiende a las explicaciones de la iglesia, que considera que la incorporación de Guadalupe a la diócesis extremeña se decidirá por "motivos eclesiales", pero nunca por cuestiones políticas, según la argumentación dada el día 8 de septiembre en Guadalupe por el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que entiende que "Cristo no se enclaustra en localismos" y considera a Toledo como una "diócesis extremeña".

Antes de estas afirmaciones, un atisbó de esperanza se vislumbró en la bula papal de 1994 que retomaba la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, que, además de en su territorio, ejerce funciones de coordinación en las otras dos diócesis de la región.

PROCESO MUY COMPLICADO

Por otro lado, las pretensiones nacionalistas de otras partes del país, que pretenden escapar de la dependencia de la iglesia española, han paralizado toda reforma de fronteras eclesiásticas.

En España hay quince provincias eclesiásticas, más el Arzobispado de Barcelona y el Arzobispado Castrense de España, y todas ellas aglutinan a 67 diócesis, según refleja la Conferencia Episcopal Española. Este mapa elaborado por la iglesia hace ocho siglos, nada tiene que ver con la división civil por provincias que rige en la actualidad, hecho por el ministro Javier del Burgo a mediados del siglo XIX. Esto provoca un auténtico galimatías que se mantiene vigente y que, en el caso extremeño, no tiene visos de solución a medio plazo, porque se trata de "un tema muy complicado", según el sacerdote y escritor, Jesús Sánchez Adalid.

Este vacío histórico reposa y se consolida con los años. Además, mientras todo vaya bien no hay por qué cambiar, piensan los oriundos. "A Guadalupe le interesa más que sea Toledo, porque es una diócesis y una provincia eclesial grandiosa, la primera de España", y eso conlleva que la localidad extremeña sea cosmopolita y se beneficie de la propaganda que le hace Toledo. Por ello, es la propia ciudad la que, a su juicio, "muchas veces boicotea esta cuestión".