Estudiaba el tercer curso de Farmacia en la Universidad de Granada en 1953 con 24 años, cuando el almendralejense Pedro Alcántara Núñez decidió dejar la carrera por su vocación sacerdotal. Ingresó en el seminario donde estuvo siete años y el 12 de abril de 1960 se ordenó como sacerdote. El sábado celebra sus bodas de oro sacerdotales en San Roque junto a compañeros, amigos y familiares.

Durante estas cinco décadas ha estado en once destinos diferentes, siempre donde le ha enviado el obispo. Pocos días después de ordenarse, comenzó a ejercer en Fregenal de la Sierra y al año lo trasladaron a Higuera la Real donde estuvo poco menos de dos años. Por motivos de salud, volvió a Almendralejo donde permanecio dos años de forma transitoria acudiendo a diferentes iglesias y haciéndose cargo de la escuela de catequesis en Badajoz. El paso más importante lo realizó sobre 1965 cuando el obispo le invitó a ir a París para estudiar catequética en el Instituto Superior de Pastoral, donde estuvo dos años. Alcántara recuerda, "como si fuera ayer", todo lo vivido en esta etapa en Francia, desde sus compañeros y trabajos hasta la preparación de las liturgias o el partido de fútbol que presenció entre España y Francia.

OTROS TRASLADOS En junio de 1966 regresó a España y le destinaron a Olivenza. Para él fueron "años de purgatorio" porque, recuerda, coincidió con la época en la que se llevaron a cabo todas las obras de instalación de agua. Casi diez años después, el obispo lo envió de nuevo a Almendralejo, "de forma transitoria", para encargarse de la catequesis en la zona. A los dos años se hizo cargo de la parroquia de Aceuchal otros dos años, de donde pasó a Fuente de Cantos ejerciendo durante nueve años.

Fue en 1990 cuando el obispo por primera vez le "propuso" y no "impuso" si quería ir a Solana de los Barros. Tras pensarlo y hablar con su amigo y compañero Jesús Núñez Mancera, decidió ser el párroco esta localidad durante otros ocho años. Su estado de salud "comenzó a flaquear" y volvió a su localidad natal para recuperarse. Desde entonces se encuentra adscrito a la parroquia de San Roque "siempre dando las gracias a Dios por haber sido sacerdote y dipuesto a estar ahí hasta que pueda".

Con 80 años, don Pedro, como le conocen en la ciudad, celebrará este sábado, a las nueve de la noche, en San Roque sus bodas de oro con una eucaristía y después una cena homenaje.