Amilcar Morales acaba de perder la vivienda que compró, junto a su novia, hace dos años en la localidad cacereña de Torreorgaz. Una mala negociación en las condiciones de concesión de la hipoteca y la subida constante de la cuota mensual le han obligado a entregar su casa al banco ante la imposibilidad de hacer frente a todos los pagos.

Como este joven cubano de 32 años, afincado en Extremadura desde hace cinco, son muchas las familias que tienen que hacer frente a un embargo ante las actuales dificultades económicas. De hecho, según datos del Consejo General del Poder Judicial, durante el pasado 2008 se presentaron ante los juzgados extremeños 723 ejecuciones hipotecarias, que es el procedimiento legal que las entidades financieras inician cuando sus clientes dejan de pagar. Esa cifra supone el doble de procesos de embargo que el año anterior --en todo el 2007 se presentaron 361 en la comunidad--.

Pero los expertos apuntan que el número total de familias que están perdiendo su vivienda es mayor. Así, Carlos Arjona, abogado en Extremadura de la Asociación de Usuarios de Bancos y Cajas de Ahorro (Adicae), apunta que "cada vez con mayor frecuencia se está evitando llegar al extremo de la vía judicial y se recurre a lo que se conoce como dación en pago". Es decir, se alcanza un acuerdo entre la entidad y el cliente para que la primera se quede con el inmueble como pago de la cantidad de dinero adeudado por la hipoteca. Porque a diferencia de otros países, el sistema hipotecario español no obliga al organismo prestador a quedarse con la vivienda por el impago de las cuotas acordadas; sino que puede subastarla y saldar la deuda a través del resto del patrimonio y bienes presentes y futuros del moroso. Estos casos no quedan registrados en la estadística del CGPJ.

Amilcar, tras mucho pelear, logró que su banco aceptara la dación en pago. Pero el camino fue largo y duro, según reconoce. "Desde el principio lo hicimos todo al revés. Nos metimos a comprar la casa, valorada en 182.000 euros, directamente con la financiera. Así, empezamos pagando 700 euros al mes, pero al poco tiempo nos encontramos con que teníamos que abonar casi el doble", explica. Las condiciones que les impuso la entidad prestadora, junto a la continua subida del euríbor, motivaba que cada seis meses la cuota mensual se encareciera en unos 300 euros. "Pronto nos dimos cuenta de que no podíamos hacer frente a esas cantidades", porque entre su sueldo, como empleado de Atento, y el de su pareja, apenas llegaban a los 2.000 euros al mes. Además él perdió ese trabajo a finales del pasado año y todo se complicó más.

Buena disposición

Un solo impago es suficiente para que las entidades puedan reclamar la deuda e iniciar el proceso ante los tribunales de lo civil. Sin embargo, lo habitual es que aguanten más tiempo. "Siempre se trata de buscar un acuerdo para que el cliente siga pagando, por ejemplo, suavizando las condiciones. Pero lo primero es analizar detenidamente cada caso para saber si estamos ante un retraso puntual o ante un auténtico moroso", explican desde Caja de Extremadura, la única de las cajas y bancos consultados que ha accedido a hablar sobre este tema.

"Realmente nos estamos encontrando con una buena disposición de las entidades a negociar. Antes no ocurría así, porque como el mercado inmobiliario era tan boyante, embargar y vender era una buena operación económica para ellos", avala Carlos Arjona, que agrega: "Ahora les interesa coger efectivo, porque quedarse con un inmueble resulta una carga: es difícil sacarlos al mercado y su precio puede haber bajado", agrega.

Eso le ocurrió a Amilcar: cuando comprendió que no podría pagar las cuotas, ya no podía vender la casa porque costaba menos que antes. El decidió aplazar otro tipo de pagos, pero no el de la vivienda: "La financiera me decía que dejara de abonar la cuota para dar constancia de que no podía hacer frente a esa deuda. Pero si lo hacía, nos embargaban. A mí me daba igual, porque podría irme a Cuba, pero se quedarían con el salario y el patrimonio de mi novia y su familia; les habría arruinado la vida".

En ningún momento dejó de abonar la hipoteca --"nunca he sido un moroso"--, encontró asesoramiento en Adicae y resolvió su situación mediante la dación en pago. Ahora, dos meses después, ha llegado a un acuerdo con uno de sus vecinos para quedarse con una casa al lado de la que ha perdido. Esta vez se ha cubierto las espaldas y la cuota difícilmente superará los 600 euros. "El mensaje es que no deben tratar de ahorrarse 500 euros en un abogado en la compra de un piso, porque hay muchos términos técnicos que luego te pueden salir muy caros".