"Energía para el Medio Ambiente" es el título del suplemento de 32 páginas que ofrece mañana este periódico y en el que se hace un repaso a los primeros síntomas del inquietante cambio climático que está padeciendo ya el mundo. Asimismo, en sus páginas se aportan un conjunto de análisis del trabajo que se está realizando, principalmente en el campo de las denominadas energías renovables, para tratar de paliar los efectos de ese cambio, que puede tener consecuencias irreparables en el entorno.

Energía y medioambiente conviven a duras penas, aunque hace bien poco eran términos antagónicos. La emisión brutal a la atmósfera de gases de efecto invernadero, con el CO2 a la cabeza, han puesto en jaque nuestro hábitat hasta tal punto que los poderes públicos y las empresas del sector, ante la sensibilidad social, trabajan a destajo para minimizar los efectos negativos y buscar poco a poco energías más limpias.

El Protocolo de Kyoto ha puesto deberes a todas las sociedades modernas y Europa, más a la altura de las circunstancias que otras zonas industrializadas --como EEUU, que no ha firmado el documento--, se ha marcado unos objetivos para el 2020 aún más exigentes. En España las cosas empiezan a funcionar y las principales empresas energéticas compiten ya por encontrar el camino más limpio, con cuantiosas inversiones en todas las energías renovables, desde la eólica a la biomasa, consiguiendo en algunos aspectos iniciativas que son punteras a nivel mundial.

EMITIR MENOS CO2 También el sector del automóvil está en plena ebullición por esta causa e intenta diseñar tecnológicamente el vehículo que emita menos CO2, el enemigo común de todas las industrias. Los prototipos de vehículos siguen desarrollándose poco a poco y si bien aún queda para dar con la solución más o menos definitiva, lo cierto es que los principales fabricantes de coches trabajan ya con automóviles que se mueven con energías limpias que pueden funcionar como combustible, como el gas natural, el hidrógeno o los carburantes sintéticos.