El miedo de Asunción se ha detenido momentáneamente a las puertas de Alcalá-Meco, pero no la impotencia y la rabia. La guardia civil Asunción López Arias, una cacereña de 37 años, casada con otro agente del cuerpo y con dos hijos, no ingresará de momento en prisión tras haber sido condenada a cuatro meses de cárcel por un tribunal militar. El motivo: ausentarse unos minutos de su puesto de trabajo durante el día de Navidad de 1999 para felicitar las fiestas a unos compañeros que también trabajaban aquella jornada.

El mismo tribunal que la condenó acordó en la mañana del martes suspender el ingreso en prisión, a la espera de que la guardia civil extremeña sea sometida a un examen médico que acredite o no una demencia sobrevenida a consecuencia de todo lo ocurrido, ya que Asunción está de baja médica desde que conoció la sentencia y tuvo que ser ingresada seis meses en un hospital psiquiátrico.

Aquel 25 de diciembre, Asunción se encontraba con otro agente de vigilancia itinerante para la protección exterior de la Comandancia del Instituto Armado de Segovia --ella y su familia viven hace seis años en un pequeño pueblo del norte de la provincia segoviana--. Ambos, a bordo de un coche patrulla, decidieron acudir a felicitar las navidades a sus compañeros de servicio en la sede de la Subdelegación del Gobierno, en el centro urbano, a unos cinco minutos en coche.

ACCIDENTE DE TRAFICO

A su regreso, después de permanecer cinco minutos con sus compañeros, sufrieron un pequeño accidente de tráfico tras saltarse un semáforo en rojo --según indica la sentencia--, aunque no sufrieron daños y el coche tan sólo tuvo algunos desperfectos, lo que fue suficiente para que descubrieran que habían abandonado su puesto

En un principio sus mandos directos le impusieron una sanción de siete días de arresto domiciliario, castigo suficiente para lo que consideraban una falta leve. Pero la justicia militar no fue tan benévola. A pesar de que ella no conducía, el tribunal le imputó el mismo delito que a su compañero: abandono del servicio de armas, por lo que la fiscalía militar solicitó una pena de un total de 18 meses de prisión.

Fue entonces cuando comenzó su calvario y su lucha. Asunción recogió firmas de apoyo, más de 10.000, y solicitó dos indultos que han conseguido reducir la pena a cuatro meses de cárcel. Tres años que han dejado profundas secuelas psicológicas en la agente cacereña, que sostiene que ha sufrido una gran humillación, principalmente ante sus hijos, a los que no sabía cómo explicar que tendría que ir a la cárcel cuando ellos piensan que el trabajo de su madre es hacer que se cumpla la ley. Pero, de momento, el miedo tendrá que esperar.