Los datos económicos siguen un camino y la recuperación social otro. El crecimiento que, después de los peores años de la crisis, empezó a vivir Extremadura (se aprecia desde 2014) arroja cifras en positivo, pero de momento no se traduce en una mejoría para las familias. Si bien el PIB regional volvió a crecer el pasado año, esta vez un 2,5%, también ha aumentado el riesgo de pobreza en la comunidad. Una de las claves es el precariado: el nuevo concepto acuñado para definir a aquellos trabajadores cuyo salario y condiciones no permiten una vida digna.

Son las principales conclusiones que se extraen de la memoria sobre la situación socioeconómica de 2016 del Consejo Económico y Social de Extremadura, cuya presentación tuvo lugar ayer en la Asamblea. Este informe, elaborado íntegramente por técnicos del consejo, se distribuye en tres capítulos que abordan el panorama económico de la región, el mercado de trabajo y las relaciones laborales, y la calidad de vida y protección social. Mercedes Vaquera Mosquera, presidenta del consejo, resume: «Es un escenario positivo, aunque no todo lo complaciente que a nosotros, como extremeños, nos hubiera gustado traer a esta sociedad».

LOS AVANCES / Los puntos de esperanza de esta memoria es el citado crecimiento del PIB del 2,5%, hasta llegar a los 17.712 millones (aunque está por debajo del 3,6% del conjunto nacional); y el aumento de la productividad un 0,90% (en este caso ligeramente superior a la media de España, que fue del 0,85%).

Otra señal es el crecimiento en dos sectores clave: la construcción (que logró un ascenso del 3,9%, lo que signifca el segundo año consecutivo de subida desde el inicio de la crisis); y el turismo, que cuenta con más visitantes, más empleados (3.113 en 2016) y precios más elevados (+3,7%).

El comercio también mejoró durante el pasado año, aunque existe un desfase en su aportación al PIB extremeño en comparación con el conjunto nacional.

El punto positivo que quiso destacar el presidente de la Junra, Guillermo Fernández Vara, es que durante 2016 aumentó el gasto educativo y el número de docentes.

LA PARTE NEGATIVA / En cuanto a las conclusiones más negativas del informe, la pérdida de población sigue estando entre las principales preocupaciones. Hace cinco años que la sangría no cesa y las previsiones, de momento, no auguran un cambio de tendencia. Extremadura tiene actualmente 1.077.715 habitantes; la cifra implica regresar al mismo número de hace una década, cuando empezó un crecimiento imparable.

En este sentido, Vara apuntó: «Pero no es un problema solo de la comunidad. Y en el medio rural se lucha sobre todo con recursos, buenos servicios públicos y suelo para la inversión, además de con empleo. Los entornos rurales tienen ahora la posibilidad de sumarse al nuevo mundo de que todo se compra y se vende da igual donde se produzca, por lo que hay que buscar buenos canales de distribución y de comunicación: es la piedra filosofal sobre la que debe reposar todo nuestro objetivo de futuro».

En cuanto al panorama económico, preocupa que el crédito de las entidades financieras no termina de fluir hacia la productividad. También, que el comportamiento del sector exterior fue negativo, tanto por la disminución de las exportaciones como por el aumento de las importaciones. Y que los precios cayeron un 0,2%, fundamentalmente por los combustibles.

EL PANORAMA LABORAL / La memoria del Consejo Económico y Social de Extremadura de 2016 dice que la tasa de empleo regional (39,96%) es menor que la española y que el paro de larga duración supone más del 40% del total.

De este modo, la región tiene ahora mismo 123.872 desempleados, un 4,53% menos con respecto al pasado año.

Pero en este terreno es inevitable hablar de la brecha salarial que sigue existiendo entre hombres y mujeres y de los trabajadores pobres que cada vez abundan más en el mercado laboral.

Es el motivo por el que, según subrayaron ayer desde el Instituto de Estadística de Extremadura, la tasa de riesgo de pobreza se ha situado en 2016 en el 30,4% en la región (22,3% en España), teniendo como referente los valores nacionales. Si se atiende al umbral de exclusión social de la comunidad autónoma (6.403,5 euros), la tasa de riesgo sería del 16,9% en Extremadura y del 13,9% a nivel nacional.

Con los datos encima de la mesa, los agentes sociales y económicos destacan un crecimiento razonable, pero con desequilibrios importantes entre la estructura productiva y social.