Durante un viaje por Andalucía en 1916 Picasso, el músico Manuel de Falla, el empresario ruso Serge Diaghilev y el bailarín Léonide Massine hacen causa común para montar uno de los ballets que revolucionará la danza en el siglo XX, Le tricorne , basado en la novela El sombrero de tres picos .

Picasso se encontraba en la etapa final de su época cubista, antes de su inmersión en el neoclasicismo, y le entusiasmó la idea de participar en esta empresa colectiva, que se estrenó el 22 de julio de 1919 en el Alhambra Theatre de Londres, bajo la batuta de Ernest Ansermet. Pero también era un momento en que "le interesaba tener buenos contactos". Y esto se lo podía proporcionar la proyección pública de un espectáculo que reunía a algunos de los principales talentos artísticos de su época.

El autor de Guernica diseñó los telones del ballet y los figurines de los personajes de la historia que narra el enfrentamiento entre el corregidor de un pueblo y un matrimonio de molineros a cuya mujer pretende.

No todos sus diseños fueron aceptados por Diaghilev, el productor del montaje de la compañía Ballets Rusos. Uno de ellos, inédito hasta ahora (Picador rechazado por Diaghilev por demasiado violento), forma parte de una exposición que reúne 33 bocetos y dibujos de Picasso sobre este ballet, que fueron agrupados en el libro Le tricorne .

MIRADA MELANCOLICA Otros 22 grabados del artista sostienen el segundo bloque de esta muestra inaugurada ayer en el Museo de la Ciudad Luis de Morales de Badajoz. Son los que realizó en 1968, de nuevo con motivos relacionados con la danza, pero en los que echa una mirada melancólica al pasado.

Aún en los años 90 tuvieron una nueva vida aquellos telones de motivos españoles que concibió Picasso y un vídeo lo enseña en esta exposición al recoger la reconstrucción de ese histórico montaje, que se presentó en la Opera de París en 1992.

Es la segunda ocasión que se muestran al público estos fondos artísticos propiedad de Bancaja. En Granada se vieron el pasado verano, en el Festival de Música y Danza. La entidad bancaria posee uno de los conjuntos más importantes de obra gráfica de Picasso, con los que organiza periódicamente exposiciones en España. Entre las obras de sus fondos figuran la Suite Vollard , Retratos de familia , Los fumadores y más de 80 libros ilustrados.

Creador fuertemente individualista, a Picasso no se le conocen discrepancias públicas en aquella creación colectiva de Le tricorne . "Fue un trabajo muy equilibrado entre los que participaron en él", afirma Juan Carrete, responsable de la exposición. Formaban un equipo y todos hicieron sus aportaciones. "Diaghilev quería un arte total". Y en ese proceso, hasta Picasso "intervino en la música, sugiriendo que debía irrumpir en un determinado momento y una determinada zona del escenario".

El artista había mostrado ya interés por el mundo de la danza en años anteriores. Había realizado dibujos de bailaoras, durante su estancia en Barcelona a finales del siglo XIX, y unas acuarelas pintadas en 1917 en Roma dejaban plasmados pasos de danza. En 1917 había ideado los decorados del ballet Parade . Además, la portada de un libro sobre los ballets del bailarín Serge Lifar se convirtió en el telón del ballet Icaro .

PINTURA EN MOVIMIENTO ¿Qué le atraía de este género? "En primer lugar le atrajo una bailarina, Olga Koklova, con la que se casó", afirma Carrete. "Luego se interesó en el proceso que hace que la pintura deje de ser estática para ser dinámica, lo que consigue cuando sus diseños de vestuario saltan del papel a los bailarines y estos los convierten en pintura en movimiento". En ese trasvase, Picasso aplicó sus principios cubistas al diseño del decorado (un paisaje con un puente, la casa del molinero y al fondo un pueblo) y el vestuario.

¿Y qué recepción tuvo Le tricorne ? "Las críticas de los más modernos fueron de absoluta alabanza; pero cuando se estrenó en Madrid, después de hacerlo en París, hubo gentes que no entendieron la gran novedad que aportaba este ballet, que dividió la historia de la danza en un antes y un después".

Aquellos espectadores se enfrentaron a una visión política de la novela corta El sombrero de tres picos , de Pedro Antonio de Alarcón, un popular autor del siglo XIX. Según Juan Carrete, la versión de ballet "transmitió una orientación sociopolítica y reivindicativa de la acción del pueblo frente al poder".

A ello se añade "la revolución plástica que aporta Picasso con sus figurines, que parten de una imagen goyesca, pero con el trazado cubista. Lo mismo ocurre con los telones". No obstante, deja una imagen folclórica de España, que era la visión que había en la época en París.

"Gozó construyendo y trabajando en equipo", destaca el res-