Ha llegado a mi poder un artículo publicado el pasado 29 de abril en este diario titulado ´El oficio de historiador´, que firma doña Rocío Sánchez Rubio, profesora titular de Historia Moderna de la Uex, en el que la eximia docente se queja, con toda la razón del mundo, sobre un libro de historia recientemente aparecido, en el que, según su opinión, se vulneran las normas más elementales de la ética profesional, y termina su artículo con una frase lapidaria, que refleja la situación actual estos estudios: la ética es el único cimiento para construir un libro de historia.

Tiene muchísima razón doña Rocío Sánchez, al opinar de tan acertada manera, porque hay profesionales que, sin parar en mientes, aplican su particular concepto de la ética para flagelar conductas ajenas, y tras perder la memoria histórica, por citar una frase tan de moda en la actualidad, plagiar las obras de otros y, como muy bien dice la eminente investigadora, ¡a eso no hay derecho!

Y para probar cuanto digo a favor de doña Rocío, voy a relatar el siguiente caso que le pasó a un amigo íntimo mío. El sujeto en cuestión, estudioso e investigador, --hoy autor reconocido-- escribió hace de 20 años su primera obra titulada ´La expedición de Hernando de Soto por Tierras de La Florida´ (una copia del manuscrito original se encuentra desde entonces en el Ministerio de Marina).

El primerizo, en su legítimo afán porque su obra viera la luz, la remitió, en contra de la opinión de otros prestigiosos autores, a una institución cultural de su provincia, por si podía ser publicada. El director de dicha institución, como es propio, la envió al correspondiente departamento de Historia de la Universidad para que este emitiera su opinión sobre la misma. Se le devolvió la obra con un fútil pretexto. Pero al poco tiempo la persona que recibió el manuscrito comenzó a publicar y a disertar sobre la figura de Hernando de Soto, en un claro pirateo intelectual de la obra de mi amigo. Hasta publicó en el extranjero y pronunció conferencias sobre ella. A mi amigo le concedieron por una parte de su obra el ´Premio de Ensayo Ruta de la Plata´, pero el daño ya estaba hecho, por el corsario de turno.

Por todo lo expuesto, doy la razón a doña Rocío Sánchez, no hay derecho a que exista este filibusterismo intelectual, porque no es lo mismo, por un error informático, no citar a un autor al que se le toman unas líneas de una obra (inédita o no) en un pie de página, que como si del mantero de un mercadillo se tratara piratear toda una obra inédita completa. Siento muy de veras que le haya sucedido este evento a una profesional tan reputada como es doña Rocío Sánchez.