Respetuoso silencio durante toda la procesión, acentuado aún más al paso de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la cofradía del Silencio, que se venera durante todo el año en la catedral. La música sólo comenzó a sonar cuando la imagen salió de la seo.

Placentinos y visitantes abarrotaron las calles para no perderse una de las procesiones más multitudinarias con más de 600 cofrades ataviados con caperuz y túnica morados, capa verde, cíngulo amarillo y guantes blancos, que acompañaron sus tres pasos. Sin olvidar a los 54 costaleros que en tres turnos cargaron al Nazareno y a los 24 que portaron al Ecce Homo, que abrió la procesión. La Dolorosa de la Esperanza, con manto verde y oro volvió a ser la única sobre ruedas, pero la cofradía busca ya costaleros para el próximo año en que celebrará el 75 aniversario de su fundación.

Por eso en esta ocasión no ha habido novedades, a la espera de la celebración del 2005. Aún así, el silencio fue mayor que el año pasado al pasar de tener tres bandas a contar con dos, la de cornetas y tambores de la OJE, que abrió la comitiva por delante del Ecce Homo, y la de la centuria romana Javier Tobar Cid, que se estrenó el año pasado y se situó detrás del Nazareno, escoltado por dos policías locales vestidos de gala. Cerraron la procesión el vicario de la diócesis, Virgilio Vegazo, y la concejala Carmen Blázquez en representación del ayuntamiento.