Una parte del patrimonio extremeño más antiguo está en peligro. 22 especies de plantas leñosas están catalogadas como amenazadas, de las cuales cinco se encuentran en una situación crítica: tejo, abedul, loro, mostajo y carballo.

Ese fue el diagnóstico que sobre el legado natural realizó un equipo de investigación forestal del Centro Universitario de Plasencia liderado por el profesor Fernando Pulido. Estos expertos de la Universidad de Extremadura (Uex) investigan desde finales del 2001 la problemática de conservación de plantas y formaciones vegetales amenazadas. Un trabajo que tiene como objetivo elaborar planes de conservación.

"Pero antes de abordar un plan de conservación, lo primero es demostrar si esas especies están realmente amenazadas", comenta Pulido. Y en este sentido se encaminó la primera fase de este proyecto, que finalizó en septiembre, en el que la Junta invirtió a través de un convenio con la Uex 240.000 euros. El resultado fue la realización de un inventario y cartografía de las poblaciones de especies amenazadas.

Un nuevo convenio, con una aportación de 161.490 euros, dio continuidad a esta colaboración entre la universidad y la Administración regional. Acuerdo que contempla tres vertientes: estudiar de forma intensiva las cinco especies amenazadas para conocer a fondo los factores que limitan su regeneración; realizar un estudio de la evolución histórica de los bosques extremeños desde 10.000 años atrás y difundir los resultados en un libro titulado Los bosques de Extremadura .

La flora de la región no se caracteriza por su exclusividad ya que la mayoría de especies no son endémicas. Pero dentro del quinteto de árboles cuya situación es más preocupante, el loro --parecido al laurel-- es uno de los más singulares. "En Extremadura podemos presumir de esta especie porque aquí se concentra en torno al 80% de la población ibérica de loro", dice Pulido. Por el contrario, el abedul que en Extremadura tiene serios problemas, en el norte del país es "una especie vulgar".

"El estudio que planteamos es para esclarecer cuánto afecta cada cosa, y cuáles de esas cosas estamos en condiciones de modificar, porque a veces una planta se extingue por factores naturales".

Fuego devastador

En este sentido, Pulido asegura que en las últimas décadas los incendios han sido uno de los factores más devastadores. "Hemos comprobado que las poblaciones de tejo y abedul, sobre todo, están en sitios donde no entra el fuego" --cauces de ríos y gargantas o zonas muy escarpadas--. Este dato demuestra que los incendios han sido una de las principales causas de la dramática situación que ahora atraviesan, ya que demuestra que allí donde no han podido llegar las llamas, estos árboles perviven.

El grupo de investigadores está formado por cuatro profesores de la titulación de Forestales --Fernando Pulido, Juan Carlos Jiménez, Gerardo Moreno y Guillermo González--; un miembro del Servicio de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Junta, Francisco Vázquez, una experta en análisis polínico, Ana Hernández, y dos técnicos de apoyo --Rubén Sanz y Daniel Abel--.