Extremadura cuenta con dos plantas de transformación de subproductos animales no destinados al consumo humano: la planta de tratamiento de Almaraz, próxima al polígono industrial de Saucedilla, y la fábrica Extremeña de Grasas, situada en Mérida. Unicamente la primera recibe los residuos directamente de las explotaciones ganaderas ya que la segunda se ocupa de tratar los residuos de los mataderos.