Según Rufino Pereda, Grupo Red Enlaza iba a ser el primer operador de 4G y supuestamente había firmado también contratos de exclusividad para el suministro de teléfonos personalizados con los clubes de fútbol de Primera División y con empresas como Coca-Cola, Zara, Tous o Telepizza. Todo era una farsa, ya que la empresa nunca había diseñado, fabricado ni vendido ningún teléfono móvil, no tenía ninguna patente registrada, ni había firmado contratos con ninguna empresa ni club de fútbol. Viajaban en aviones privados y alquilaron oficinas en las zonas más caras de Santander y Madrid: como La Moraleja, la calle Serrano o el paseo de Pereda. Nunca pagaron ni un euro ni por los viajes en avión ejecutivo, ni por el alquiler de sus sedes, que llenaron con 64 trabajadores contratados con empresas de trabajo temporal que actuaban como figurantes, porque no tenía ninguna actividad laboral que realizar.

Incluso llegaron a organizar un viaje a China, al que invitaron a un grupo de inversores para mostrarles las instalaciones de una fábrica de móviles, haciéndoles creer que la factoría era de su propiedad. La monumental estafa comenzó a desplomarse en los primeros meses de este año cuando una compañía de vuelos ejecutivos presentó una denuncia por impago.