El Gobierno luso considera "prioritaria" la inversión en la mejora de las conexiones ferroviarias con España a partir de 2015, año en que comenzarán las obras en suelo portugués de la línea de altas prestaciones Madrid-Lisboa que prevé terminar en 2019. Tres años antes, en 2016, espera que esté operativa la línea Oporto-Vigo, también incluida en su lista de prioridades. Así lo anunció ayer el secretario de Estado de Infraestructuras, Transportes y Comunicaciones, Sérgio Silva Monteiro, quien precisó también que el recorrido entre las dos capitales ibéricas incluirá "por lo menos una parada" en el interior de Portugal, que se suma a la ya prevista en Extremadura.

De esta forma, la conexión Madrid-Lisboa será de alta velocidad (AVE) en la parte española --con capacidad de circular a más de 300 kilómetros por hora-- y de "altas prestaciones" en el lado portugués --con un máximo de 220 kilómetros por hora--, aunque no será necesario cambiar de tren y los sistemas serán "totalmente interoperables". Esta línea, subrayó, será construida en ancho de vía europeo y permitirá el paso tanto de trenes de pasajeros como de mercancías.

TRAMOS Monteiro apuntó que "existirá alguna inversión ya en 2015", porque cuenta con partida propia en los Presupuestos para el próximo año, e informó de que inicialmente se avanzará con el tramo entre Sines y Caia --municipio localizado junto a la frontera con Badajoz-- para después proseguir con el tramo que une con Lisboa. Esta es la solución acordada por ambos países después de que el Gobierno portugués decidiera en 2012 cancelar el proyecto del AVE Madrid-Lisboa por su elevado coste.

La conexión ferroviaria se había convertido en frecuente objeto de discusión política en el país, defendida a ultranza por los socialistas y duramente criticada por los conservadores. La llegada al poder de estos últimos en 2011 supuso la desaparición del modelo inicial, que acabó siendo redefinido. El transporte de mercancías es la prioridad del Ejecutivo portugués con la construcción de esta vía, con la que pretende reforzar su competitividad, ayudar a la mejora de sus exportaciones hacia Europa y fortalecer el puerto marítimo de Sines, que tendrá así salida directa por vía férrea hacia el Viejo Continente. "Si tuviésemos el transporte de pasajeros como primer objetivo, habría ventajas en pensar en una conexión por AVE porque reduciríamos el tiempo de conexión con Madrid. Pero no es el caso, no sólo no tenemos el dinero sino que nos parece que el hincapié hay que hacerlo en las mercancías", razonó Monteiro. Los costes del proyecto actual son tres veces inferiores al del AVE y para Portugal "no compensa tener un poco más de velocidad" a ese precio, dijo.