La paralización del concurso para la construcción del tramo Lisboa-Poceirao del tren de alta velocidad (AVE) que unirá la capital lusa con Madrid se hizo oficial ayer. El motivo, las dificultades económicas y financieras derivadas de la crisis, que han obligado al Gobierno de Portugal a revisar el proyecto y su coste y buscar nuevas vías de financiación. Pese a ello, el Ministerio de Fomento de España ha garantizado la continuidad de las obras y los trabajos de licitación y redacción correspondientes a los tramos del AVE en Extremadura.

El Diário da República , el equivalente portugués al Boletín Oficial del Estado (BOE) de España, oficializaba ayer la decisión publicando una comunicación de los ministerios de Finanzas y Obras Públicas. El documento dicta la anulación del concurso para la construcción de este tramo, de 50 kilómetros y que incluye la construcción de un puente de más de siete kilómetros sobre la desembocadura del Tajo. "Tras el lanzamiento del concurso público se ha verificado una significativa y progresiva degradación de la coyuntura económica y financiera de Portugal, derivada de la grave crisis mundial, que culminó con la alteración del rating del Estado portugués y que se traduce en dificultades crecientes para obtener fondos de la iniciativa privada y el aumento del coste asociado a la obtención de fondos propios de financiación", justifica la nota oficial, en la que también se explica que estas circunstancias provocan un encarecimiento del presupuesto que supera los límites establecidos por la legislación portuguesa.

De esta forma, el Gobierno luso confirma el parón en el procedimiento, retrasando el inicio de las obras y complicando el cumplimiento del compromiso de tener acabada la línea Madrid-Lisboa en el 2013. En este sentido, el secretario de Estado de Transportes de Portugal, Carlos Correia da Fonseca, aseguró ayer que la intención de su departamento es poder relanzar el concurso en el mes de noviembre, una vez introduzcan "algunas alteraciones" en el proyecto para reducir su coste. De acuerdo con las cifras que maneja Correia da Fonseca, su Gobierno podría ahorrarse 200 millones de euros y bajar a 1.700 millones el presupuesto de este tramo. Además, ve posibilidades de aumentar la aportación de la Unión Europea vía Fondos Comunitarios, aprovechando la partida que se iba a destinar al AVE Oporto-Vigo, retrasado hasta el 2017: "contábamos con 170 millones --procedentes de Bruselas-- y en este momento podemos sobrepasar los 600 o 700".

El propio secretario de Estado de Transportes del país vecino ya anunció en mayo este parón en el proyecto, aunque entonces también alegó problemas técnicos.

CRITICAS DE LA OPOSICION El Gobierno luso volvió a insistir ayer en su compromiso con esta infraestructura. De hecho, subrayó que las obras del otro trazado portugués del AVE Madrid-Lisboa, el que une Poceirao y Caya, de 180 kilómetros, comenzarán a principios del 2011, una vez que se resuelva el retraso existente en el proceso de expropiaciones. A pesar de todo esto, los partidos de la oposición han reaccionado en bloque contra el Ejecutivo luso que dirige el socialista José Sócrates. Desde la izquierda le acusan de frenar el principal proyecto de desarrollo y generación de empleo del país, y desde la derecha, de falta de previsión por las dificultades financieras que entrañaba desde hace meses apostar por una obra tan costosa en un momento crítico para la economía lusa.

Por su parte, desde Madrid, fuentes del Ministerio de Fomento restaron importancia a esta decisión y subrayaron el "compromiso que mantiene el Gobierno con el AVE extremeño. Sigue siendo un proyecto prioritario". Hizo lo propio el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara: "esto ya se sabía y lo importante es que el AVE se haga". No obstante, el consorcio empresarial Tave Tejo, en el que está integrado la constructora española FCC y que había presentado la oferta mejor valorada para este tramo, emitió anoche un comunicado expresando su sorpresa por la decisión portuguesa y aseguró que su propuesta (de 1.880 millones) tenía la financiación garantizada.