Los 30.000 asistentes al mítin de Aznar en Valencia corearon a su líder al grito de "torero", pero no pudieron evitar que el PP pinchara en su intención de llenar Mestalla. La imagen de miles de sillas vacías, algunas incluso en el palco de invitados VIP, contrastó ayer con el "llenazo" de 1996, cuatro días antes de la primera victoria de Aznar en las generales. Entonces se ocupó también el césped, mientras que ayer el campo de juego se reservó sólo para el atril de los discursos.

Para evitar aglomeraciones, se había dispuesto que se accediera sólo con invitación y, con el fin de asegurar la asistencia, el partido realizó llamadas telefónicas invitando personalmente a ciudadanos "en nombre del señor (Eduardo) Zaplana".

ELOGIOS A ZAPLANA

Al ministro de Trabajo dedicó Aznar los elogios más encendidos, "por haber conseguido que Valencia se adelante al futuro" ocupándose de lo "esencial" y no en hacer "nacionalismo de campanario". El líder popular acusó entonces a la "coalición de Llamazares y Zapatero" de "jugar con la estabilidad institucional" al proponer "reformas constitucionales" que suponen, dijo, "un grave riesgo para la prosperidad de España".

Horas antes, en Almería, Aznar había presumido de tener los pantalones "bien puestos".