Comenzar este artículo mencionando a Sor Lucía Caram puede parecer un oportunismo periodístico dada la trascendencia que su persona está adquiriendo en todos los medios de comunicación, pero en sus reflexiones cabe destacar aquélla en la que expresa que sus acciones no están motivadas por realizar un proyecto para cristianizar a los que son acogidos bajo su protección, sino que se basan en su convencimiento de implementar lo que ella asume como principios ideológicos que fundamentan su vida.

Hilando con lo anterior cabe destacar lo que se deduce del último Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y del Observatorio de la Cadena Ser, los cuales vienen a poner de manifiesto que ya no importan los términos de 'izquierdas' y 'derechas'; ahora los ciudadanos se decantan más por lo nuevo frente a lo antiguo. Esta bipolaridad de términos se agrava con el dato de que el electorado de los partidos tradicionales (PSOE y PP) se encuentra en un intervalo de edad muy maduro.

Las voces críticas expresan que el verdadero hándicap de estas nacientes fuerzas políticas está en que sean capaces no sólo en decir lo que hay que hacer sino en hacer lo que dicen. Ante esta perspectiva lo que deberían plantearse los partidos tradicionales sería la de aprender de esta oportunidad que el presente nos está ofreciendo; donde la fuerza de las ideas está empujando a la ciudadanía a decantarse por lo nuevo. Los partidos de siempre no son capaces de implementar un cambio en las personas y en las ideas desde abajo y transversalmente, solamente están ocupados en salvarse de esta "quema". Sus jerárquicas estructuras orgánicas les convierten en elefantes estratégicos que bloquean incorporar cualquier asunción de nuevas sensibilidades sociales. El futuro inmediato de los partidos tradicionales pasa por adaptarse, lo más urgentemente posible, a este nuevo escenario social en el que el valor de las ideas junto con su puesta en práctica es prioritario; y en el que el interés general y el bien común han de ser el motor de futuro para nuestra sociedad.