El recluso fugado el pasado martes de la prisión de Badajoz, Jhonatan G. S., de 19 años, condenado a 4 meses y 28 días por un delito de hurto, se entregó a las doce de la mañana de ayer, terminando así una aventura que, según contó su madre, Paqui, a EL PERIODICO, no tenía intención de realizar: "lo hizo agobiado por un funcionario que le hacía la vida imposible". La policía daba cuenta a las 12.59 de la mañana de la "detención" del joven en su vivienda sin oponer resistencia.

La familia recibió una llamada de la policía la noche antes, "para que lo convenciéramos de que se entregara". El padre, Manuel, llamó a Localia TV para que estuviera con las cámaras en ese momento "para que se viera que iba voluntario", dijo después Paqui. Quedaron a las doce de ayer con dos policías en su casa, en la calle Aguila, en la UVA, y los acompañaron a comisaría.

Jhonatan declaró ante la juez, que ordenó su reingreso en prisión, que no tenía intención de fugarse. Paqui explicó, como hizo su hijo ante las cámaras, que se fugó "quedándole poco más de tres meses porque no aguantaba más. Yo hablé con el director de la prisión y me prometió solucionarlo".

La mujer, que tiene otro hijo de 21 años preso en A Coruña, quiso pagar la multa de 600 euros para que Jhonatan saliera, pero ese día se fugó. Paqui se refiere al "trato de un funcionario. Mi hijo me había dicho mil veces que ya no soportaba la presión". Una vez que la llamó por teléfono oyó que decía "don Luis, déjeme, estoy hablando con mi madre. Luego se oyeron insultos y colgó".

La Delegación del Gobierno confirmó que se siguen dos investigaciones: policial y penitenciaria, para determinar los fallos que permitieron la fuga.

El joven explicó ante las cámaras que se subió a una reja, fue por los tejados, un patio muerto y las cámaras de seguridad hasta salir. El joven pidió perdón a la juez, afirmó que sólo quería terminar su condena y que no tenía intención de volver a hacerlo.