Aunque el plante de los tabaqueros se prolongara en el tiempo, el problema no llegaría hasta los estancos extremeños. Es decir, no habría desabastecimiento de cigarrillos en los puntos de venta. El consumidor no se vería afectado, al contrario de lo que le ocurriría a las industrias transformadoras de la comunidad.

La práctica totalidad de los cigarrillos que se fuman en la región procede de multinacionales que se abastecen de materia prima de diferentes partes del mundo. La producción extremeña de tabaco en rama es residual en este mercado. A pesar de que en Extremadura se cultiva el 85% de la producción nacional de tabaco y su facturación anual significa el 26% del valor total de la producción final agrícola de la región, su peso en el concierto internacional es ínfimo.

La producción de tabaco en España supone un 12% del total europeo, lo que sitúa al país como tercer productor de la UE, después de Grecia e Italia, que doblan las cifras españolas. Si los datos se trasladan a nivel mundial, el peso nacional es muy bajo --aquí la UE con un 5,6% se encuentra muy alejada de las cifras de China, 37%, el resto de Asia, 20% y América del Norte, 13%--.

En cuanto a las empresas transformadoras, la participación en la contratación de las cuotas de las cosechas en la región es muy variada. Según los datos del 2002 que maneja Cultivadores de Tabaco de España, Cetarsa contrató el 56,71%, Agroexpansión-Dimon --antes Agroexpansión-- un 25,72%, World Wide Tobacco España un 16,57% y Taes el 0,99%.