Los pacenses se repartieron ayer entre el corazón del casco viejo y la margen derecha del Guadiana para disfrutar de dos procesiones muy distintas, pero igual de emblemáticas. Sin embargo el mal tiempo acobardó a las hermandades, que no quisieron arriesgar y poner en peligro un patrimonio artístico de incalculable valor.

Mientras que la hermandad de las Descalzas suspendió la procesión del Cristo de la Espina y la Virgen de la Amargura a causa de la lluvia, la procesión de los ferroviarios , puramente penitencial, salió de la Estación pero no llegó a completar su recorrido, ya que el Cristo de la Angustia y María Santísima de la Misericordia solo desfilaron hasta puerta Palmas y no subieron hasta la plaza de España para entrar en la carrera oficial.

Por segundo año consecutivo, la procesión de las Descalzas no sale a causa del mal tiempo, algo que apenó bastante a la hermandad, que este año estrenaba unas coronitas en las farolas de cola de la Virgen de la Amargura, así como la Cruz de Guía y una saya de terciopelo azul bordada en oro, regalo póstumo de la desaparecida presidenta Laura Ambel, y que no pudieron estrenarse tampoco el año pasado. La hermandad optó por sacar los pasos a la puerta de la iglesia para que el público pudiera verlos.

Sin embargo, el Cristo de la Angustia y la Virgen de la Misericordia atravesaron el puente viejo arropados por el público.

La Virgen estrenó una mantilla de chantillí y un escudo bordado en los faldones. También un anillo de oro que horas antes le regaló una costalera, según el hermano mayor, José Miguel Rico, quien aseguró que el nuevo trono de madera tallada donado para el Cristo se estrenará la próxima Semana Santa.