Los productores de cemento sustituirán el combustible fósil tradicional por otro derivado de residuos urbanos con el objetivo de conseguir un ahorro energético y disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera, según anuncia el director general de la Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente (CEMA), Dimas Vallina.

Según la agencia Efe, la región cuenta desde hace cuatro años con la empresa Cementos Balboa y "aunque todavía no ha iniciado estas prácticas, ya que su trayectoria es muy joven, se intentará que en unos años comience la sustitución de materiales", aclara Vallina.

En este sentido, responsables de la empresa indica que "Cementos Balboa nació con conciencia de desarrollo, calidad y respeto al medio ambiente". Por ello, "no ha tenido que cambiar para adaptarse a la política medioambiental que exige la sociedad actual"

El director gerente de Fundación CEMA aclara que estas prácticas son un fenómeno que se viene haciendo en otras zonas de la Unión Europea desde hace más de 25 años.

Así, en países como Holanda o Alemania sustituyen más del 80 por ciento del coque del petróleo por neumáticos usados, plásticos o disolventes agotados, y echan sólo un uno por ciento de sus residuos sólidos urbanos a los vertederos. "Esto en España es al revés, ya que los últimos datos indican que el 60 por ciento de los residuos van a vertederos, por lo que estamos derrochando energía", según Vallina. Por ello, "lo que pretende el sector es ofrecer una alternativa para la gestión de los residuos, así como incrementar el flujo de otros nuevos menos contaminantes en las plantas cementeras".

Otro de los beneficios que conlleva esta práctica es la disminución de las emisiones de CO2 a la atmósfera, ya que parte de esos materiales que se están revalorizando en las empresas de cemento son total o parcialmente biomasa.

Un ejemplo de ello son los residuos forestales, que son cien por por cien biomasa, o los residuos de neumático, que tienen un 30 por ciento de biomasa de caucho, por lo que son neutros en cuanto a las emisiones de dióxido de carbono al aire .

Con esta práctica, a su juicio, disminuyen las emisiones de gases efecto invernadero y mejora la competitividad del sector.

La Unión Europea marca que la sustitución de materiales contaminantes por otros que no lo sean debe ser del 18 por ciento, mientras que España no llega ni al 7 por ciento, según Vallina.