El programa para formar a los futuros profesionales de la dependencia , es decir, aquellos que se ocuparán de atender a los dependientes (tal y como garantiza la nueva ley), va dirigido a tres perfiles laborales : desempleados, trabajadores sin cualificación y mujeres con algún familiar a su cargo. Tres extremeñas que están en cada una de estas situaciones explican a EL PERIODICO su visión sobre una iniciativa que, en definitiva, pretende otorgar una titulación --el Certificado de Profesionalidad-- a quienes se dediquen a cuidar a aquellos que no pueden valerse por sí mismos.

Esa posibilidad de obtener un título despierta especialmente el interés de Jacinta Santano, que trabaja por las mañanas en casa de las hermanas Francisca y Rosa. Allí, no solo se ocupa de las labores domésticas, sino que también colabora en el cuidado personal de Francisca, que tiene problemas de movilidad tras sufrir una trombosis hace unos años. "Me parece estupendo que nos den la posibilidad de formarnos, sobre todo de cara a buscar otro trabajo en el futuro".

Esta visión tan favorable aumenta cuando Jacinta se entera de que los cursos serán semipresenciales para los trabajadores, "ya que no dispongo de mucho tiempo, porque también trabajo por la tarde en otra casa". En todo caso, recalca que aparte de la formación, la experiencia es fundamental para dedicarse a esta labor, "porque a cada persona hay que tratarla de forma distinta", apunta. Una opinión que comparte, Petri Recio, que actualmente se ocupa de cuidar a su madre de 90 años --tarea en la que se turna con sus hermanas--.

"Conocer a la persona es fundamental para atenderla, pero todo lo que sea aprender está muy bien". Por ello, no descarta participar en los cursos "para mejorar el cuidado de mi madre, más que para buscar trabajo", aunque la falta de tiempo es su principal preocupación.

Menos positiva se muestra Mari Angeles Ortiz, diplomada en Terapia Ocupacional por la Uex hace dos años que aún no ha encontrado un empleo acorde con su formación. "Los cursos me parecen bien si luego se traducen en puestos de trabajo, pero por mi experiencia creo que no suele ser así", comenta.

De hecho, ella cuenta con un título adecuado para supervisar la atención a dependientes, pero por ahora trabaja en una tienda. Por eso, Mari Angeles no se fía del nuevo programa de la Junta, como tampoco está convencida de que la Ley de Dependencia vaya a generar tantos puestos de trabajo como anuncia la Administración. "Cuando lo vea, lo creeré, porque ya estoy cansada de que me pongan las cosas bonitas y luego no existan plazas para terapeutas", sentencia.