La situación demográfica de Extremadura es mejor que la de Asturias o Aragón, "aquí no existe ningún pueblo vacío", pero es un tema que preocupa. Por esta razón, hace casi un año la Asamblea creó una comisión parlamentaria sobre despoblación con el fin de alcanzar el consenso político y plantear soluciones, que llegan tarde según los expertos, pero que son necesarias abordar.

En este contexto, la comisión, a petición del PSOE, acogió ayer la comparecencia de dos expertos de la universidad, el catedrático en Geografía Humana José Luis Gurría y el sociólogo Artemio Baigorri, que pusieron sobre la mesa la realidad de los últimos años y propusieron acciones encaminadas a restablecer un problema de compleja solución.

Gurría ahondó sobre la estrecha vinculación que existe entre el desarrollo socioeconómico de un territorio y el dinamismo geográfico. En este sentido, analizó los cambios producidos en el último siglo y que son parte de la coyuntura demográfica actual. Tras un crecimiento de la población de más del 160% "sin precedentes" en la primera mitad del XX, se produjo en la región un fuerte desajuste a medidos del siglo entre la población y los recursos disponibles que tuvo como resultado una fuerte emigración. "Toda la situación actual que tenemos es consecuencia de esa emigración masiva, que aún hoy se proyecta hacia el futuro", indicó el experto.

A partir de 1980, la región comienza una etapa de estabilización demográfica, pero con importantes diferencias entre municipios. Así, los pueblos de menos de 1.000 habitantes han perdido casi un 60% de su población entre 1950 y 2010; los municipios de menos de 5.000, el 50% de población; mientras que los de entre 10.000 y 30.000 habitantes han ganado un 128% y los de más de 30.000 han incrementado sus habitantes más de 210%. El resultado es que actualmente "tenemos el 80% de la población que teníamos a mediados de siglo" y la decadencia de las zonas más rurales, que se ha acentuado ligeramente en los últimos años de crisis económica.

Según Gurría, la caída de la natalidad, "especialmente en los pueblos con 5 bebés por cada mil habitantes", y el aumento de la mortalidad deja un crecimiento natural negativo, el principal lastre. "Cada año, los pueblos pierden el 1% de población solo por el crecimiento natural".

CIUDADES A esto se añade los saldos migratorios, que en los últimos 30 años están siendo más pequeños aunque de personas más cualificadas. Entre otros factores, Gurría destacó la vinculación de la despoblación con la accesibilidad a las ciudades. Las 20 ciudades principales concentran solo a la mitad de los extremeños, y en un radio no superior a 30 kilómetros de estas viven el 90% . Para Gurría el futuro pasa por impulsar el desarrollo socioeconómico rural con planes que combinen variables económicas, sociales y de formación, así como diseñar políticas tendentes a lograr una mayor integración entre ciudades y pueblos.

Por su parte, Baigorri, sociólogo y coordinador del grupo Análisis de la Realidad Social, añadió que el principal problema es la baja densidad de población e insistió en la necesidad de tener un gran núcleo urbano que posibilite más sinergias, emprendimiento, competitividad, "una densidad con ideas de verdad". "Hasta que Extremadura no tenga una ciudad de 300.000 habitantes, y solo puede ser Badajoz, no vamos a ser capaces de tener capacidad de iniciativa propia para romper esos mecanismos demográficos".

Aseguró que la gran sangría emigratoria de mediados de siglo XX es la causa de la desajustada estructura económica de la región e insistió en que pese a los cambios desde los 80, la región se mantiene en el millón de habitantes. "Eso no es positivo y es un losa muy difícil de levantar salvo que haya elementos externos". Pese al paro, destacó la estabilización de la emigración e insistió en que más que el envejecimiento, el problema es la escasez de nacimientos, a lo que no ha contribuido ninguna de las políticas pronatalistas puestas en marcha, dijo.