Los puentes siempre han servido para unir pueblos y personas, para acortar distancias a través de la orografía del terreno. Se concibieron como una infraestructura de abastecimiento que nuestros antepasados construían en las ciudades asentadas junto a los ríos, y ahora, tras siglos de historia y cultura el libro Puentes de Extremadura pone en valor este rico patrimonio arquitectónico, técnico y social.

Sus autores, Santiago Hernández Fernández, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y su hijo, Santiago Hernández Alonso, además del fotógrafo José Luis Rivero, han seleccionado casi 300 fotografías de un total de 40 puentes extremeños entre los que se encuentran construcciones intactas de algunos de los más valiosos e importantes del mundo, tales como el de Alcántara, el de Almaraz o el del Tajo.

Este catálogo fotográfico muestra, según Hernández Fernández, "el esfuerzo realizado en las últimas décadas por nuestra comunidad y el Estado". "Podemos decir que nuestras fronteras fluviales han desaparecido y la red viaria comunica perfectamente los pueblos de nuestra comunidad", destaca.

En cuanto al patrimonio, el decano del Colegio de Caminos, detalla que los puentes más antiguos de la región son "los romanos", pero comenta que "pese a que debieron construirse muchos, los avatares sociales solo nos han dejado seis". Entre ellos se cuentan algunos referentes, como el de Mérida o el de Alconétar, y todos se incluyen en la edición, con ilustraciones que van acompañadas de algunos detalles históricos.

Para diseñar el libro, los autores han partido de un simple precepto: "Extremadura tiene puentes porque hay ríos". De este modo, el libro diferencia los puentes sobre el río Tajo y sus afluentes, los que atraviesan el Guadiana y sus afluentes y, por último, puentes de piedra del siglo XIX y el XX.

En este último episodio, Hernández desarrolla, según sus palabras, "una especie de homenaje a todos los artesanos que hicieron estas construcciones". "No hay ni un arco, ni una dovela ni un pilar con una grieta ni nada descolocado, por eso he querido reconocer la labor de estos maestros", resalta.

Otro de sus objetivos ha sido integrar cada puente con su entorno, detalla el propio Hernández, que se muestra más que satisfecho con el resultado. "Ha quedado muy bonito y a mí me gusta mucho", declara a la vez que comenta que ya se enfrenta a un nuevo reto: "realizar un catálogo que aglutine los cien mejores puentes de España", encargo en el que colaborará con otros expertos.