Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando supo que iba a ser nombrado presidente de la Asamblea?

--Me apabulló un poco, porque nunca he pensado en aspirar a una situación determinada en política, sino que he estado a disposición de mi partido en cada momento. Cuando el partido me propuso ser presidente de la Asamblea me sorprendió y se me vino el mundo encima desde el punto de vista institucional, porque la verdad es que no estoy acostumbrado a este tipo de trabajos.

¿Es muy difícil adaptarse a un puesto de carácter institucional?

--Bueno, es un puesto institucional pero como consecuencia de una composición política de la Cámara. Tiene una parte institucional muy importante, como árbitro, pero yo pertenezco al Grupo Socialista, que está aquí porque tiene un proyecto político al que yo me debo.

¿Cuáles son los primeros retos que se ha marcado?

--Creo que a la Asamblea hay que darle más dinamismo desde el punto de vista político. Lo primero es que sea conocida, y para eso lo más importante es que el debate político sea en la Asamblea. A medio plazo esto debe venir acompañado de una reforma del reglamento para adaptar los debates en la calle a los debates del Parlamento. El tercer objetivo es darle más funcionalidad al Parlamento. Quiero hacer un Parlamento moderno y con una gran carga política.

En los últimos años parece que la Asamblea ha perdido interés para los ciudadanos...

--Porque creo que está excesivamente burocratizado. Nos hemos acostumbrado a ser tan estrictos con lo reglamentario que nos olvidamos de que no es una Cámara de derecho constitucional, sino de carácter político.

¿Para lograr eso no sería importante que se abordasen temas de máxima actualidad?

--Tiene que haber una sintonía entre los problemas de los ciudadanos y lo que se plantea en el Parlamento. No tiene sentido que haya una situación muy trillada en los medios y el Parlamento no la vaya a debatir hasta dentro de quince días.

¿Cuándo se abordará la posibilidad de que algunos diputados perciban un sueldo y sean liberados por la Cámara?

--Necesito también que los grupos políticos hagan una reflexión al respecto. No debe haber polémicas políticas sobre las dedicaciones en exclusiva, porque eso trae como consecuencia el que los ciudadanos confundan el debate político. Cuanta más dedicación tenga un diputado más importante es la Asamblea. Además, es la única comunidad en la que no hay ningún tipo de dedicación exclusiva de los parlamentarios.

¿Está decidido ya si deben cobrar todos o sólo algunos?

--El Estatuto de Autonomía contempla la posibilidad de que puedan tener un sueldo todos los diputados y actualmente venimos de la nada en este sentido. Debemos dar los primeros pasos, liberando diputados en función de la representación parlamentaria.

¿No se corre el riesgo de que con una mayoría absoluta como la del PSOE el debate quede devaluado?

--No tiene por qué. Las mayorías absolutas son importantes para darle estabilidad a los gobiernos, y ya hemos tenido debates en anteriores legislaturas en los que teniendo mayoría el PSOE se han alcanzado acuerdos.

Haciendo un símil pugilístico, ¿en Extremadura se hace política limpia o se recurre mucho al golpe bajo?

--Hay demasiado golpe bajo. Aquí nunca se aceptan del todo los resultados electorales y eso provoca el nerviosismo de algunos. Ese nerviosismo a su vez acaba en que haya chapuzas parlamentarias, frases gordas, insultos personales... quiero hablar con los grupos para que cuando haya un debate la educación sea algo importante. Es difícil porque muchas veces no se encuentran argumentos políticos serios y se recurre a lo más sencillo, la descalificación. El Parlamento no puede ser un gallinero.

¿A usted le duele cuándo se habla tanto del voto cautivo extremeño?

--Ya estoy acostumbrado, pero al principio sí me dolía. Los ciudadanos no son cautivos de nada ni son incultos, y me fastidia terriblemente que se siga diciendo eso.

Usted que ha sido senador, ¿piensa que los políticos extremeños tienen algo que envidiar al resto?

--Para nada. Los responsables políticos de Extremadura tienen que sentirse muy orgullosos del papel que han hecho. Hay que tener en cuenta que aquí se empezó a desarrollar la autonomía con gente sin ninguna experiencia política y hay que fijarse en lo que se ha convertido en Extremadura.

Tal y como está ahora, ¿el Senado sirve para algo?

--No, porque según la Constitución es la Cámara de representación territorial y es todo menos eso. Es más una Cámara de segunda lectura y eso se tiene que arreglar reformando la Constitución.