TAt pesar de pensar que muchos pueden no estar de acuerdo conmigo, siempre me he pronunciado en total desacuerdo con la "obligación" que tienen los dueños de los canes de retirar las deposiciones que sus mascotas realizan cuando salen con ellos a pasear. Y pienso de esta manera porque, la mayoría de las veces que he visto a dueños de canes retirar su "firma" de la calle ha coincido en que han sido personas muy mayores que, principal y desgraciadamente, son a los que sólo les quedan sus mascotas para poder dar un paseo en compañía por nuestras ciudades. Por su edad les cuesta mucho esfuerzo agacharse para retirar, bolsa en mano, la "gracia" que "su fiel y único amigo" le planta en plena acera, o en el césped o en el sitio donde al pobre le ha dado el apretón. Van andando despacio, algunos con bastante dificultad, pero se sienten felices por ir acompañados del único que, a su edad y en la etapa más difícil de su vida, todavía les sigue mirando con ojos limpios y sinceros, absolutamente desinteresados. Hay tanta complicidad y tanta empatía entre dueño y can, entre can y dueño, que esa estampa relajada que emana de esa amistad pública en la ciudad, se rompe bruscamente cuando, inevitablemente, al perro le entran ganas de hacer caca.

Es entonces cuando nuestro anciano busca la bolsa con dificultad y se dispone a retirar, también con gran dificultad, la caca del can. Y dando gracias, además, que su perro no ande "suelto", y no me refiero a que no lo lleve bien sujeto con su traílla, porque no sería la primera vez que alguno de nuestros mayores ha dado con su nariz en el suelo, con una mano metida en una bolsa negra y la otra, con la correa, metida en mitad de una mierda blanda y apestosamente fresca. El otro día en televisión aparecía la noticia con imágenes de que en el Ayuntamiento de Agüimes, en Gran Canaria, contratan a detectives privados para descubrir la identidad de los vecinos que no cumplen con el deber cívico de recoger la caca de sus perros en la vía pública, para multar a los dueños de perros, con multas que van desde los 30 euros a los 3001. Siempre, en esta España nuestra, incluso en Canarias, aunque con una hora menos, aparece la mejor solución para todo: multar al individuo para recortarle un poquito más la escasa pensión que cobra, o la "mierdecilla" de sueldo que le cuesta un trabajo ímprobo cobrar. ¡Como si los sueldos en España estuvieran tan altos como para pagar multas a diestro y siniestro!

¿No sería mejor que el dinero de los presupuestos de ese Ayuntamiento que se va a dedicar a pagar detectives para vigilar, se dedicara a contratar a personal especializado para hacer ese trabajo? Siempre he pensado que sería fantástico que pudieran crearse en los ayuntamientos de nuestras ciudades puestos de trabajos que se dedicaran a estas tareas, ya que, además de incrementar nuevos puestos de trabajos fijos en pueblos y ciudades, estas funciones serían realizadas por personal especializado, convenientemente uniformados, y dotados con material de recogida de excrementos adecuados, como motocicletas con potentes aspiradoras que aspiran los excrementos y transportan en recipientes, con la suficiente garantía sanitaria y de higiene, que de otra forma no se consigue. Es más, se dedicarían a desinfectar las zonas donde los canes hacen pis, porque ahora se exige a los dueños que recojan la caca, pero cualquier día, quién nos dice que no nos pedirán que también recojamos el pis. Sería tan fácil como llevar una botella pequeña de agua en el bolsillo, en el que no llevamos las bolsas de la caca, y esperar a que el perro levante la pata y ponerle la botella en el pito.