Se justificó en la sostenibilidad del sistema sanitario pero lo cierto es que cinco años después el copago farmacéutico no ha dado los frutos esperados. Al menos en Extremadura, donde la medida impulsada por la exministra Ana Mato apenas logró frenar el aumento del gasto público en medicinas durante el primer año de aplicación.

Según los datos del Ministerio de Sanidad, en el 2013 el gasto de la Junta en fármacos sufrió una reducción del 4% respecto al ejercicio anterior (se pasó de 287,8 millones en 2012, cuando se implantó el copago, a 278,03 en 2013), pero a partir del 2014 la factura farmacéutica volvió a elevarse y ha seguido creciendo de forma paulatina hasta alcanzar los 311,5 millones de euros en el 2016. Esto supone un aumento global del 12% (33,5 millones más) para los cinco años de copago y todo apunta a que la tendencia continuará en 2017, pues los datos del ministerio ya recogen para el primer semestre del año un alza de casi punto y medio sobre el mismo periodo de 2016. De enero a junio, la Junta ha gastado 158,5 millones de euros en medicinas.

El aumento del gasto en farmacia está ligado al crecimiento exponencial que ha sufrido el número de recetas, que ha pasado de 24,8 millones en el año 2013 a 26,4 en ejercicio 2016. El gasto medio por receta, sin embargo, se ha mantenido estable en algo menos de 12 euros, lo que indica que no ha sido el precio de los medicamentos lo que ha provocado el incremento. Sin duda, está más relacionado con el envejecimiento y las enfermedades crónicas.