El Tribunal Supremo ya ha dicho su última palabra. La asignatura de Religión católica tiene que ofertarse obligatoriamente como optativa en todos los cursos, incluido en 2º de Bachillerato, pero su carga lectiva no debe ser de una hora a la semana, ni de dos, ni de tres, sino «la necesaria para que la enseñanza sea la adecuada».

De esta forma, se pone punto y final a la polémica iniciada en el año 2016 cuando la Consejería de Educación y Empleo redujo una hora de clase semanal esta materia específica en 2º de ESO y en 1º de Bachillerato y además la eliminó en el segundo curso de Bachillerato. Aquella decisión movilizó a las tres diócesis extremeñas, a una asociación de padres de alumnos y a otra de docentes de religión que llevaron esta modificación a la Justicia.

En mayo del 2017, el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) dio la razón en ambos aspectos a estos tres colectivos demandantes y obligó a la Consejería de Educación a recuperar la carga horaria reducida un año antes en dos cursos y también a incluir la Religión en la oferta de materias específicas de 2º de Bachillerato.

Y así lo hizo. La administración educativa, antes de comenzar el curso el pasado septiembre, cambió el currículo aprobado en 2016. Religión católica pasó de cinco a ocho horas lectivas totales a la semana en ESO y Bachillerato y se ofertó también, con una hora, en el último año de bachiller. De esta manera, ejecutó las tres sentencias del TSJEX (una de cada colectivo demandante) al tiempo que las recurrió al Tribunal Supremo confiando en que este le diera la razón. Y la resolución de ese recurso es lo que acaba de conocerse. Diez meses después, el Supremo ha hablado y en cierto modo viene a dar la razón a las dos partes en conflicto.

Por un lado, el alto tribunal es taxativo a la hora de establecer la obligación de ofertar Religión católica en 2º de Bachillerato, como pedían las diócesis extremeñas. Cabe recordar que en el curso 2016-2017, la consejería eliminó esta materia y en el curso actual se ofrece una hora a la semana. «La Ley Orgánica 2/2006 obliga a incluir la religión también en segundo de Bachillerato entre las asignaturas objeto de elección salvo que razones derivadas de la programación y de la oferta educativa, debidamente explicadas, justifiquen lo contrario», reza el fallo. Pero esa explicación no existe, «no encontramos esa justificación», insiste el alto tribunal.

Por otra parte, el Supremo viene a enmendar la decisión del TSJEx y a dar la razón a la Consejería de Educación en cuanto que niega que la reducción de una hora de la carga horaria en 2º de ESO y 1º de Bachillerato establecida por la Junta en 2016 sea ilegal o discriminatoria, como aseguraba el tribunal extremeño. Así, el Supremo ahora señala que esta materia no requiere una carga horaria determinada, sino que «debe ser la necesaria para su adecuada enseñanza». De esta forma, «el tribunal introduce un nuevo concepto que hasta ahora era inédito en la jurisprudencia; con esto lo que dice es que no hablemos de horas porque es un concepto cuantitativo, sino del tiempo necesario y suficiente para desarrollar adecuadamente la asignatura», explica Francisco Lamoneda, el letrado que ha defendido a las tres diócesis extremeñas. «La reducción que hizo la Junta no es ilegal en sí, pero sí es ilegal si no es suficiente para el adecuado desarrollo de la asignatura», insiste.

LA CLAVE / ¿Pero quién decide cuál es el número de horas adecuado para esta materia? «Esa es la clave». A su juicio, es la Iglesia la que debe determinar el tiempo que es necesario. «La disposición adicional segunda de la Ley Orgánica de Educación y la tercera del Real Decreto 1105/2014 (por el que se establece el currículo básico de la ESO y del Bachillerato) establece que tanto el contenido como el desarrollo de la materia de Religión corresponde a la autoridad eclesiástica», apunta Lamoneda. «Y si la Iglesia se metió en este proceso judicial es porque la reducción fijada por la Junta no le parecía el tiempo adecuado y necesario para la materia».

La sentencia motivada desde Extremadura sienta jurisprudencia en España, ya que autonomías como Baleares, Asturias o Aragón mantienen conflictos similares. El acuerdo del Estado y la Santa Sede habla de que la Religión debe impartirse en condiciones equiparables al resto de materias fundamentales. «Pero eso es un concepto muy difuso y ese era el problema, porque que cada autonomía ha equiparado la Religión con la materia que ha querido. Sin embargo, ahora el Supremo crea otro concepto indeterminado. No quiere hablar de la carga horaria de la materia pero dice que debe ser la necesaria para el adecuado desarrollo de la materia y eso le corresponde a la Iglesia, por lo que no tiene sentido lo que dicten las comunidades».

Lamoneda reconoce que con este último fallo, el alto tribunal «ha descuadrado a todo el mundo, tanto a la Junta como a la Iglesia y no da la razón a nadie». Considera que la sentencia tiene un trasfondo más allá del derecho: «está invitando a las dos partes a sentarse y ponerse de acuerdo». Porque de no hacerlo, el conflicto podría eternizarse. «Si la Junta vuelve a reducir la carga horaria actual, los obispos volverían a decir que esas horas no son suficientes y podemos pasarnos la vida así». Y eso es lo que parece que quieren evitar, de momento, las dos partes.

ENFRENTAMIENTO / La consejera de Educación, Esther Gutiérrez, aseguró ayer que se sentará con los implicados para buscar la mejor solución. Considera que la sentencia da la razón a la Junta, porque no considera ilegal la reducción horaria realizada en 2016, y la acata «con prudencia y respeto». Gutiérrez señaló que la Junta se pronunciará sobre este asunto la próxima semana y reseñó que «nunca se ha buscado un enfrentamiento, ni se hará tras esta sentencia», dijo ayer.

Por su parte, la portavoz de Educación del grupo parlamentario del PP, Pilar Pérez, se mostró satisfecha con el fallo porque «da la razón a los obispos extremeños y supone un supremo varapalo judicial al sectarismo de la Junta y a su poda selectiva de derechos constitucionales».

Mientras las partes enfrentadas se sientan a hablar, Extremadura se mantiene como una de las regiones donde esta materia está más arraigada en la escuela. En este curso escolar tres de cada cuatro alumnos de ESO estudian Religión católica; la cifra baja al 50% en el primer curso de bachiller y supone el 16% en 2º de Bachillerato.