La refinería que el Grupo Gallardo proyecta en Tierra de Barros empezaría a funcionar en el 2010, y no en el 2008 como anunció el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, durante la presentación del proyecto hace ahora un año. Así figura en la memoria-resumen entregada por los promotores de la planta al Ministerio de Medio Ambiente para que se inicien los Estudios de Impacto Ambiental.

En dicho documento se apunta que la construcción de la refinería está plenamente justificada desde el punto de vista de la viabilidad económica puesto que el mercado español presenta en estos momentos un déficit de casi 21 millones de toneladas anuales de derivados del petróleo, que debe importar de otros países. Además, y dado que se prevé un incremento de la demanda, especialmente de gasóleos, ni siquiera cuando esté plenamente operativa Refinería Balboa --momento en el que ya funcionarán también dos nuevas refinerías en Huelva y Cartagena-- podrá cubrirse ese déficit, que será en el 2011 de más de 15 millones de toneladas de derivados petrolíferos.

TRES UBICACIONES Por lo que se refiere al hecho de que se trate de una refinería de interior, la memoria resumen indica que el oeste español está muy lejos de las plantas de refino, lo que supone largos traslados de los productos hacia los centros de consumo. En el documento se reconoce que la opción conlleva gastos de transporte del crudo hasta la planta, pero este gasto "se encuentra compensado en cierta medida por la mayor proximidad a los centros de consumo".

Sin embargo, en ningún punto se alude a la posible rebaja del precio de los carburantes en el entorno de la refinería.

En cuanto a la ubicación concreta en Tierra de Barros, la memoria explica que el 79% del territorio extremeño (3,3 millones de hectáreas) quedó descartado por estar sometido a restricciones ambientales. A esto se suma otro 17% (720.300 hectáreas) donde existen problemas por cercanía de poblaciones, infraestructuras o vías pecuarias, y un 3,4% (142.500 hectáreas) desestimadas por carecer de acceso fácil a los suministros necesarios de agua, electricidad y gas.

De este modo, quedarían 8.600 hectáreas óptimas para la instalación de la refinería, que coinciden con el corredor Zafra-Mérida y los términos municipales de Badajoz y Plasencia, y de este espacio disponible se optó por la Sierra de San Jorge.

En cuanto al oleoducto de llegada de crudo desde Huelva (cuyo trazado se hará coincidir con otro de salida de productos) se manejan hasta siete alternativas, que, esencialmente, se resumen en un trazado que sigue la N-435 desde Huelva hasta Zafra y otro que sigue la A-92 entre Huelva y Sevilla para tomar en este último punto la N-630 hasta Los Santos.

La longitud del oleoducto, según las alternativas, oscila entre los 178 y los 209 kilómetros. Los redactores de la memoria, de la consultoría Idom, se inclinan por el que va hasta Sevilla y de ahí sigue la N-630, al considerar que la otra opción supone atravesar un terreno más accidentado y, además, un mayor impacto en el parque natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

Sin embargo, esta alternativa tampoco exime de atravesar esta zona de alto valor medioambiental, ya que, en el mejor de los casos, sería atravesada por más de 18 kilómetros de oleoducto.

En cuanto al oleoducto de salida hacia Mérida, de medio centenar de kilómetros, su afección sería más limitada y tocaría a la ZEPA de Alange.