Los extremeños no parecen tener demasiado miedo al pinchazo a la hora de animarse a hacerse donantes. Así se deduce del registro que maneja el Banco de Sangre de Extremadura, que el año pasado contabilizó 47.104 donaciones. De este modo, la región habría alcanzado la autosuficiencia, que la OMS fija a partir de las 43 donaciones por cada mil habitantes al año, con una media de 43,36.

A falta de que la Federación Española de Donantes de Sangre (Fedsang) publique los datos del 2006, Extremadura espera repetir al menos la buena posición del año anterior, cuando fue la cuarta comunidad con mayor índice de donaciones, solo por detrás de Navarra, País Vasco y Galicia. "Es un logro muy importante para nosotros, ya que cuando empezamos en el 2002 ocupábamos el penúltimo puesto del país por donaciones", explica José María Brull, director del Banco de Sangre de Extremadura, en alusión a los comienzos de esta entidad.

LABOR CONJUNTA Para Brull, el protagonista y principal responsable de esta evolución tan positiva es el donante, "que es quien pone el brazo", puntualiza. Pero también valora la actuación de las ocho hermandades de donantes que operan en Extremadura, "por su inestimable función social", y del propio Banco que, a su juicio, "ha sabido adaptarse a las necesidades del donante, facilitando su labor".

Así, Brull señala que las salidas de las tres unidades móviles con que cuenta el Banco extremeño se planifican con un mes de antelación. "Para no ir, por ejemplo, a ciertas zonas cuando es la época de la vendimia, elegir las horas más adecuadas, etcétera", especifica. Con este sistema, cada día se recoge una media de entre 120 y 150 bolsas.

También el presidente de la Fedsang, Martín Manceñido, relaciona las buenas cifras de donación extremeñas con la infraestructura con que cuenta actualmente la región. "Se nota que el Banco y las hermandades colaboran muy bien entre sí y han conseguido planificar la donación a nivel regional", declara. De este modo, continúa, "se optimizan más los recursos, alcanzando el margen de autosuficiencia, por lo que a Extremadura no se le puede pedir más".

A nivel nacional, en cambio, el índice se queda entre las 38 y 39 donaciones por cada mil habitantes al año, lo que, en opinión de Manceñido, "es un nivel aceptable, pero no el óptimo". Así, en España se recogen cada año 1,65 millones de bolsas --200.000 litros de sangre--, pero habría que llegar a los dos millones para no tener que exportar nada del exterior.

En parte, según explica el presidente de la Fedsang, "la llegada de inmigrantes en los últimos años ha impedido que ya seamos autosuficientes". Esto ocurre porque se trata de personas que demandan sangre, como usuarios de la sanidad, pero no han tienen la costumbre de donarla. Además, en muchos casos provienen de países que no cuentan con un sistema sanitario tan avanzado como el nuestro.

Sin embargo, la Federación de Donantes ya se ha puesto en contacto con muchas asociaciones de inmigrantes para que comiencen a fomentar esta práctica, obteniendo una respuesta muy buena. "Incluso agradecen nuestra petición, porque les parece una buena forma de integrarse. Por ello, aunque aún no conseguimos toda la sangre que necesitamos, creemos que es una cuestión de tiempo hacerlo".

En lo que respecta a Extremadura, esta cuestión no es tan relevante, ya que el número de inmigrantes que acoge la región no es muy elevado. Además, cada vez son más los inmigrantes que se animan a donar, "y cuyos apellidos nos cuesta bastante registrar", comenta Brull como anécdota.