En cinco años Extremadura ha duplicado su producción de transgénicos, convirtiéndose en la cuarta región española en la que más se realizan este tipo de cultivos, sólo por detrás de Aragón, Castilla-La Mancha y Cataluña. Desde 1998 las hectáreas dedicadas a maíz transgénico han pasado de poco más de 900 a 1.900, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, lo que supone, junto con Cataluña, el mayor crecimiento del país en esta modalidad de cultivos modificados genéticamente, que en el 2001 sufrieron un importante descenso en la región --desde entonces las hectáreas se han triplicado--.

Las plantaciones extremeñas producen unos 10.000 kilos de semillas de maíz transgénico por hectárea, lo que significa que el pasado año se recogieron unos 20 millones de kilos procedente de las cinco variedades que estaban autorizadas por el Ministerio de Agricultura --hace unos días el Gobierno ha aprobado otras nueve variedades--. La mayor parte de las explotaciones --más del doble-- se encuentran en la comarca de las Vegas Altas, mientras que el resto se reparte por varias zonas, principalmente las Vegas Bajas.

MEJORAS Desde el Ministerio de Agricultura aseguran que en esta evolución del cultivo de variedades de maíz genéticamente modificadas, tanto Extremadura como España se han consolidado como primeras zonas europeas en el empleo de híbridos mejorados con ayuda de la biotecnología y sostiene que, gracias a la disponibilidad de las nuevas variedades, se han evitado en la campaña del pasado año unas pérdidas de cosecha a nivel nacional que oscilan entre las 20.000 y las 32.000 toneladas.

Por otra parte, el ministerio también ha presentado el borrador de una orden que recogerá las normas sobre la coexistencia de los cultivos modificados genéticamente con los convencionales y ecológicos. Entre otros requisitos, la orden recoge la obligación, a partir del próximo mes de abril, de que los agricultores y otros operadores comuniquen por escrito la modificación genética contenida en su cosecha a cada comprador de sus productos.

La nueva normativa incluirá también disposiciones para el seguimiento de unas buenas prácticas agrícolas, con el objetivo de que la siembra de una variedad transgénica pueda ser compatible con el cultivo de otras variedades en los campos vecinos, así como la obligación por parte del agricultor de comunicar por escrito a la Administración regional los detalles sobre parcelas y variedades modificadas genéticamente --aunque este requisito entrará en vigor a partir del próximo año--. El ministerio trabaja en una página web --ya se puede consultar-- en la que se recogerá toda la información sobre este tipo de cultivos.