Son las cuatro de la tarde y comienza la hora de Lengua española en el instituto. No, no es el turno de tarde, es una de las consecuencias del inicio de una nueva etapa para los alumnos de Secundaria en Extremadura, la que les permite contar con clases de refuerzo en aquellas asignaturas que más les cuesta aprobar. La primera clase la imparte Luis Argüello, profesor del IES Santa Eulalia de Mérida, a cinco alumnos de 2º de ESO. Con la mano llena de tiza tras escribir los primeros ejercicios en la pizarra, este maestro de Latín valora que toda medida educativa diseñada para ayudar a los alumnos es buena a priori, y que habrá que esperar para ver los resultados para juzgar su continuidad.

Una de sus alumnas, María del Carmen Castillo, está encantada con volver al instituto después de comer porque así lo que no entiende bien por la mañana luego "por la tarde me lo explica otro profesor, y a lo mejor con este me entero mejor que con el otro". Como ella, 250 estudiantes --de un total de 650 que hay en el centro en esta etapa-- han dejado de lado todo lo que un chico de 14 de años puede hacer la tarde de un lunes para intentar mejorar sus notas.

"Vengo a clases de Biología, Lengua e Inglés porque los tengo un poco flojos", cuenta antes de entrar José María Sánchez, de 3º, que está un poco preocupado por los resultados de la última evaluación y no quiere hacer los exámenes de recuperación en junio.

La sensación es que no acuden obligados a su nuevo quehacer vespertino. Dejamos el aula durante el cambio de asignatura y el ambiente que se respira es muy distinto al de la mañana: no hay jaleo en los pasillos. Ahora solo queda estudiar porque dentro de un mes y medio toca jugarse el pase al siguiente curso.