No es precisa la estadística para constatar una obviedad tan visible y comprobable como es que los embalses extremeños almacenan hoy mucha más agua de la que tenían hace un año. Pero los números sí sirven para medir y concretar cuánto y hasta qué punto ha cambiado la situación: las reservas hídricas de la región duplican las existentes hace 12 meses.

Las abundantes precipitaciones caídas en Extremadura durante el invierno y la primavera han cambiado la cara al paisaje extremeño, sobre todo a los embalses, pantanos, ríos, arroyos o gargantas. Un buen ejemplo es Navarredonda. El pequeño embalse de Zarza de Montánchez, que abastece a municipios como Botija, Robledillo de Trujillo, Santa Ana, Benquerencia, Plasenzuela, Torre de Santa María o Ruanes, se encontraba totalmente seco el pasado verano. Apenas tenía un charco de agua enfangada y la sequía había cuarteado el suelo, como si se tratase de un cristal golpeado por una piedra. Esto originó que más de 3.300 vecinos de la zona tuvieran que convivir durante semanas con restricciones y cortes de hasta 12 horas en el suministro de agua en sus viviendas. Fue necesario realizar un trasvase de urgencia desde el canal de Orellana para paliar la situación.

Por contra, este verano Navarredonda ha estado casi lleno. Dispone de unas reservas superiores a los 0,7 hectómetros cúbicos, estando al 77% de su capacidad, y dispone de agua para cubrir las necesidades de estos municipios durante al menos 11 meses más, según los datos que maneja la Junta de Extremadura. "Este año no hay cortes en ningún pueblo", corrobora Adrián González, alcalde de Plasenzuela, donde acaban de completarse las obras de una nueva canalización.

Tampoco existen restricciones en Cuacos de Yuste, donde hace un año el ayuntamiento tuvo que fijar cortes nocturnos en el suministro. Ni la Confederación del Tajo ni la Consejería de Fomento tienen conocimiento de problemas de abastecimiento por falta de agua en los municipio de la región. "Sólo ha habido escasez en el suministro en Millanes de la Mata, por un problema derivado de Navalmoral; Valdemorales, por una avería en una bomba; y Villarta de los Montes, a consecuencia de un aumento súbito poblacional. Además, existe el caso de Deleitosa, un problema sanitario ajeno; y Cheles, donde ha habido que rehabilitar la Estación de Tratamiento de Agua potable por el procedimiento de emergencia", explican desde la Junta.

SIN PROBLEMAS EN EL RIEGO Tampoco en la agricultura la situación es tan traumática. El año pasado los agricultores del Borbollón, Ribera de Gata, Alagón o el margen izquierda del Rosarito tuvieron que hacer frente a restricciones parar regar sus explotaciones. La práctica totalidad de la región estuvo en alerta o prealerta por la sequía. Hoy tanto la Confederación del Tajo como la del Guadiana avalan que no existen complicaciones en el ámbito agrícola. "La campaña de riego, pasado su ecuador, se está desarrollando con total normalidad, cumpliéndose las previsiones de consumo y sin problemas de suministro", señalan desde el organismo de cuenca del Guadiana.

Prueba de esta mejoría son los embalses de la región. En su conjunto cuentan con unas reservas superiores a los 11.000 hectómetros cúbicos, o --lo que es lo mismo-- están al 77% de su capacidad. En la misma semana del 2009 apenas llegaban a los 5.800 hectómetros cúbicos (41% de capacidad). Por cuencas, las represas del Tajo tienen actualmente unos 4.800 hectómetros cúbicos de agua (72%) y las del Guadiana, más de 6.200 (82%). En cuanto a los 40 pequeños embalses y pantanos que gestiona la Junta, prácticamente ninguno tiene reservas inferiores al 70%.

Según la Agencia Estatal de Meteorología, las precipitaciones en Extremadura durante los últimos 11 meses han sido el doble e incluso el triple de lo habitual, superando los 550 litros por metro cuadrado en todas las comarcas y, en en el norte y el sur, llegando a los 900.