Varias poblaciones de la región que en agosto y septiembre sufrieron graves incendios están soportando desde el lunes problemas de contaminación del agua al arrastrar la lluvia las cenizas y las maderas quemadas hasta los cauces de los ríos y arroyos. Los problemas afectan a pueblos de Las Hurdes y Gata y a Hervás, principalmente.

En el caso de Las Hurdes, los municipios de Caminomorisco y Casar de Palomero son los más afectados y tienen agua potable desde el martes por la noche gracias a camiones cisternas que llenan los depósitos. Lo mismo ocurre en Muela, Robledo y Pinofranqueado y es probable que esta situación dure varios días hasta que los cauces se limpien. Las aguas también están arrastrando animales muertos, tales como jabalíes, zorros o conejos, que murieron en los incendios.

Desde que empezó a llover, la planta potabilizadora de Pinofranqueado está a pleno rendimiento tratando el agua potable para 4.000 habitantes de Las Hurdes, principalmente de Caminomorisco y Casar de Palomero.

No obstante, técnicos de la Junta de Extremadura ya habían previsto que pudiera darse esta situación. "El operativo ha empezado a funcionar rápido, hemos cerrado las entradas de agua de los depósitos municipales para evitar la contaminación y estamos llenándolos a través de camiones cisternas que la propia Junta tenía preparados para cuando se originara el problema", ha declarado a este diario el alcalde de Casar, Eduardo Béjar.

Además de la contaminación los técnicos deben hacer frente a otros problemas, debido a que la corteza terrestre también ha desaparecido y las aguas bajan sin control arrastrando palos y árboles quemados. "Hoy (por ayer) hemos estado a punto de que las aguas y la maleza obstruyeran varios puentes, ahora también trabajamos para evitar los arrastres de tierra y barro hacia las poblaciones", asegura Gervasio Martín, presidente en funciones de la mancomunidad de Las Hurdes.

PROBLEMAS EN HERVAS

Hervás también sufre este problema, pero a menor escala. La alcaldía ha aconsejado no utilizar el agua de la red para beber o cocinar mientras continúen los arrastres de restos del fuego.