Aparte de un quebradero de cabeza continuo para las compañías, la retirada de los nidos cuando los cigüeñinos ya lo han abandonado --ahora en el verano-- para colocar los disuasores supone un "coste humano y económico", recuerda Lafuente. Se trata de trabajos en líneas de media o baja tensión con riesgo para los operarios.

"Ahora empieza la campaña para quitar nidos, una vez que están vacíos y que la cigüeña se ha ido. Tiene que ser con permiso de la Junta porque no se puede actuar por libre. Además, tiene sus complicaciones porque hay que cortar la luz", explica. Las eléctricas tienen un equipo de técnicos que estudian el comportamiento de la avifauna y su incidencia en la red, pero parece que sus trabajos no han tenido aún los resultados apetecibles.