Del aire que respiramos depende la esperanza de vida. Que el nivel de ozono, por ejemplo, supere los 240 microrganismos por metro cuadrado es sinónimo de saturación. Si esto ocurre, los técnicos acuden a las casetas para comprobar si existe algún problema.

En caso de que se superen los niveles permitidos, existen riesgos para su salud de la población. Por ejemplo, si se ingieren más partículas de las permitidas, el asma y las patologías respiratorias y cardiovasculares se agravan de forma manifiesta.