Quizás las aspiraciones de loscientíficos reunidos en Cáceresno vayan tan lejos como la imaginaciónde Paul Verhoeven, eldirector de la película Robocop,pero sus sueños deambulanpor caminos similares: explotarlos recursos de la tecnologíay la robótica para ponerlos alservicio del ser humano, en estecaso no para detener a delincuentes,sino para mejorar lasaplicaciones médicas.

El Centro de Cirugía de MínimaInvasión (CCMI) Jesús Usónde Cáceres acoge desde ayer el ICongreso Internacional de IngenieríaMédica, un compendiode conferencias, mesas redondas,exposiciones y demostracionessobre los últimosavances en la aplicación de lainvestigación robótica en lamedicina. Es decir, una puertaabierta a los nuevos simuladorespara perfeccionar el manejode los instrumentos de, porejemplo, una artroscopia; a losrobots que ya permiten realizaroperaciones quirúrgicas“sin abrir” al paciente; a losusos sanitarios de la tecnologíamás diminuta, o a los últimosavances en materia de prótesis.“Esto solo es una excusaque hemos buscado para enseñara la gente y, sobre todoa los estudiantes, qué es la ingenieríamédica, cómo es lainvestigación en este campo,qué se está haciendo en aplicaciónde robots y cuáles sonlos avances biónicos”, explicaJosé Blas Pagador, ingeniero informáticodel CCMI y organizadorde todo este tinglado en elque participan ponentes internacionales“de alto nivel”, comopor ejemplo William Craelius,experto en prótesis biónicasde la universidad estadounidensede Rutgers, o KevinWarwict, catedrático de Cibernéticade la universidad inglesade Reading que se haautoimplantado microchips ensu sistema nervioso para manejarrobots con su cerebro.

Sin embargo, el protagonistahasta el momento está siendoDa Vinci. No el genial arquitecto,escultor, pintor, inventor eingeniero del Renacimientoitaliano, sino un robot que permiteal cirujano operar desdefuera del quirófano utilizandouna máquina con cuatro brazosarticulados, con herramientasde cirugía diminutas ycon una intervención mínimaen el cuerpo del paciente –se accedea la zona dañada a travésde pequeños orificios–. “Es comoun videojuego”, bromeabanayer, no sin razón, representantesde la empresa que lo comercializa.Y es que este artilugio semaneja a través de una consola,con solo dos dedos de cada manoy con la orientación que proporcionandos lentes y un monitorcon visión tridimensional.

“Es como si el cirujano operasecon sus propias manos, perocon más precisión y en mejorescondiciones de luz”, explica DavidDouglas, director Internacionalde Entrenamiento delrobot Da Vinci en Europa, delque existen unas 700 unidadesen todo el mundo –siete en España–y que se puede utilizarpara cualquier tipo de cirugía.“Tiene una precisión milimétricay permite una rehabilitaciónmás rápida”, añade.El congreso, con una filosofíaclaramente retratada en su cartel–el busto de una enfermeramitad humana mitad robot quepide silencio– se clausura hoycon más de 200 asistentes y casiuna veintena de ponentes.