Cuentan que la cerveza se originó por casualidad. Hace 10.000 años la lluvia mojó la cebada de un recipiente de barro y se formó una especie de papilla fermentada. Así apareció esta bebida que maravilló a Carlos V, quien introdujo en Extremadura la rubia más parecida a la actual cuando se trajo a varios maestros cerveceros de Flandes a su retiro a Cuacos de Yuste.

Desde entonces las cosas han cambiado mucho, sobre todo con la llegada de los procesos industriales usados en la actualidad. En el siglo XIX existían pequeñas fábricas en Badajoz --Luis Montalbán, Aquilino Portillo o César Guilardi-- y en el XX aparecieron La extremeña, en Llerena, o El Gavilán, en Mérida, que fue la última en cerrar en los 80 tras ser absorbida por El Aguila --actual Amstel--.

Treinta años después, la tradición cervecera renace en la región a raíz del movimiento 'Homebrew' --cervecero casero en inglés--, surgido en EEUU ante la mala calidad de cerveza industrial en la lucha por hacerse más competitiva. Alejado de los acelerados procesos industriales, los aditivos y los conservantes que suelen utilizar las grandes marcas para elaborar principalmente bebidas tipo lager pilsens, hay varios extremeños que prefieren mirar atrás y recuperar la auténtica esencia de la cerveza artesana, con nuevos sabores. En los últimos dos años han aflorado pequeñas fábricas, microcervecerías, y en torno a ellas suben como la espuma bares y tiendas especializadas. En concreto, la región cuenta actualmente con cuatro empresas que ya fabrican esta bebida: Marwan en Badajoz, Blomberg en Plasencia, Cerex en Zarza de Granadilla y Sevebrau en Villanueva de la Serena, todas ellas de forma artesana. A estas se suman además otras tres marcas extremeñas que se pueden encontrar en el mercado, aunque no disponen de microcervecerías propias por ahora, como son: Jara, Soto o Ballut, que está a punto de estrenar su nueva fábrica. Y hay algunas otra como Xálama o Arcadia que solo fabrican de forma casera, aunque esta última esta ultimando la apertura de una microcervecería en Villafranca de los Barros. Productores y aficionados en casa están trabajando juntos para la creación de la Asociación de Birrifactores Extremeños con el fin de poner en valor estas nuevas bebidas.

Todos buscan un producto distinto a la rubia de toda la vida, que se consigue con los mismos ingredientes pero con una elaboración artesana. A simple vista la diferencia está en el color, pero principalmente en el sabor. "Tenemos clientes que nos dicen que ya les cuesta beber las cervezas industriales de barril porque no les saben a nada", cuenta José Severiano Fernández de la Cruz, conocido en el ambiente cervecero como Seve. Y es que la fabricación artesana permite crear recetas diferentes.

Este extremeño, de Villanueva de la Serena, fue de los primeros en convertir su hobbie en su oficio. Empezó como cervecero casero en el 2005 nutriéndose al principio de información de foros argentinos hasta que formó junto con otros españoles interesados la Asociación de Cerveceros de España. Seve participó activamente en este foro nacional hasta que hace dos años y sin imaginar nunca que acabaría vendiendo el bazar próspero que regentaba, se empleó a fondo en crear su proyecto empresarial: Sevebrau. "Después de un año de preparativos, en junio del 2013 puse por fin en marcha la sala de cocción e hice mi primera elaboración: una cerveza tostada a la que hemos llamado Castua Pale Ale". La primera palabra es en homenaje a Extremadura y 'pale ale' es un estilo de origen inglés. Tras esta primera cerveza, Seve sacó al mercado la Gusti export lager. "Export lager es un estilo de cerveza alemán, rubia, fuerte, de fermentación baja", cuenta. Además, Sevebrau elabora otra cerveza estilo pilsen, otra cerveza Strong Ale y una Indian Pale Ale o IPA --"cerveza muy aromática y de marcado amargor"--.

Pero no solo fabrica y vende en varios puntos de la geografía española, Seve abrió también un espacio cervecero en diciembre, llamado Sevebrau Tavern. Está en Villanueva de la Serena, cerca de la fábrica, y se trata de una taberna donde la protagonista es la cerveza artesana que elabora y las tapas, "aunque también tenemos algunos refrescos para los acompañantes de los cerveceros", precisa, que cada día son más.

Como Seve, el objetivo de los cerveceros extremeños es ofrecer un producto distinto y de calidad.

Cervecera Artesana del Oeste, en Plasencia, es la responsable de la marca Blomberg --apellido de la amante de Carlos V, cuya tradición cervecera siguen--. Hace apenas unas semanas que los tres socios, Juan Antonio García, Carlos Rodríguez y Jonathan Coosen, pusieron en marcha su planta para lanzar tres variedades al mercado: Blomberg Original --elaborada según la receta de maestros flamencos--, Blomberg Caramel --con matices a caramelo y bizcocho-- y Barbarroja --con selección de maltas de cebada y miel de las Hurdes--.

Cerex es otra de las recientes microcervecerías con acento extremeño. Marcos Rubio y Alfonso Vallejo son dos ingenieros que pusieron en marcha hace casi un año una fábrica en Zarza de Granadilla. En ella elaboran la primera cerveza con sabor a bellota --elegida mejor producto alimentario del 2013--, así como otras cuatro variedades: Premium Pilsen, Cerex Jerte --con sabor a cereza--, Cerex sin gluten y Gran Reserva --cerveza de trigo especial--.

En Badajoz está ubicada una cuarta microcervecería: Marwan, una cerveza de autor, "que refleja la esencia multicultural de Extremadura". Es un tipo pale ale, elaborada con ingredientes naturales con toques de sabores cítricos y fruta de la pasión. En el centro de la ciudad se ubica la pequeña fábrica de Emilio y Julio Benítez, que dispone de un espacio para visitas y venta directa.

En esta ciudad también comenzará a funcionar en breve otra microcervecería: Ballut. La inicialmente conocida como Quercus que lleva en el mercado más de un año se llama actualmente Ballut --bellota en árabe--, tras un problema en el registro de la marca. Se trata de una cerveza con un sabor "joven y muy particular", como definen sus creadores: Juan Manuel Zapata, Pablo Blázquez y Pablo Muñoz. Está elaborada con dos maltas, lúpulos con toques cítricos y miel de Fuenlabrada de los Montes, que añaden en el proceso de carbonatación. Hasta ahora han estado produciendo en una microcervería de Madrid, pero en cuestión de semanas podrán estrenar su planta en el polígono El Nevero. Una vez en marcha, se lanzarán con nuevas recetas. Con la cerveza artesanal está habiendo una evolución similar a lo que ocurrió con el vino. "Cada una tiene unas características personales para la gente que busca sabores diferentes y calidad. Cuando pruebas una cerveza artesana conoces otro mundo", cuenta Muñoz.

Aparte de estas nuevas empresas, hay otras tres marcas de cervezas artesana registradas en Extremadura, que fabrican en plantas alquiladas o que como Arcadia, ubicada en Villafranca de los Barros, están a punto de estrenar su propia fábrica y salir al mercado tras un año de papeleo, pero todavía sólo fabrican en casa. "Lo ideal es crear una microcervecería, pero de momento estamos lanzando el producto a través de otras fábricas para ver si tiene salida", cuenta Diego Hernández, creador de la cerveza Soto, de Barcarrota. La aparición de otras marcas en la región, asegura que no es competencia para que el proyecto siga adelante. "Al final, al ser artesanos cada uno elaboramos un producto personalizado, ninguna se parece entre sí", dice. Hernández, poco a poco, está convirtiendo su hobbie en algo más, "aunque va lento". Bajo el nombre del conquistador de su pueblo natal, Barcarrota, elabora con materias primas de primera calidad y "mucho cariño" tres variedades: Lazarillo (cerveza de trigo-Weissbiere), Alborayque (cerveza rubia-Golden Ale) y Cazzaria (trapense-Strong Ale).

CON CALIDAD Otros tres tipos de cervezas se comercializan por toda Extremadura bajo la marca Jara, que como el resto, comenzó por pura afición. Se trata de una empresa familiar de Villanueva del Fresno que comercializa esta bebida "de alta calidad, natural y artesana" desde 2012. Actualmente producen hasta 18.000 litros al año y espera aumentar para poner en marcha su micro fábrica, aunque su objetivo es mantener la calidad de sus variedades: Jara Ibérica, Senara y Carbonera Porter.

En torno a estos emprendedores surgen otros negocios como CerveZeres, una tienda especializada en la venta de cervezas ubicada en la calle Badajoz de Cáceres abierta desde diciembre. "Me quedé en el paro y siempre me ha gustado probar distintas cervezas. En Bélgica o Alemania es normal encontrar tiendas o bares especializados, aquí en Extremadura no conocía ningún negocio así y pensé que podría ser una oportunidad de trabajo; por ahora va bien", cuenta Jesús Santos, zamorano afincado en Cáceres. Su escaparate lo forman las bebidas extremeñas, aunque todavía no tiene todas. "Voy poco a poco. Tenemos 150 variedades de 14 países distintos. Las artesanas extremeñas tienen tirón, la verdad es que son de las más vendidas junto a las cervezas belgas y españolas", señala.